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El voto de los indecisos

– Jaime Santoyo Castro

Llama la atención el por qué hay tanta gente que no vota, ni se acerca, ni participa en los partidos políticos, en los procesos electorales, y permiten que su indiferencia y las minorías, decidan el destino de la nación.

Se pensó que las candidaturas independientes serían una alternativa para despertar ese espíritu cívico, pero no fue así; en parte porque los independientes no son verdaderamente independientes, sino tránsfugas de sus partidos, con prácticas engañosas al presentar firmas falsas. VERGONZOSO!!!

Hay una peligrosa corriente antisistema derivada del hartazgo por la insensibilidad, corrupción, impunidad, complicidades de algunas autoridades  con el crimen organizado; de los discursos que no conectan con la gente, edificación o implantación de obras o programas innecesarios y fastuosos; menosprecio, maltrato y falta de respeto a los de grupos diferentes; falta de liderazgos y en contrapartida, la gente busca héroes, sueña con superhombres o supermujeres que resuelvan todos los rezagos, desaparezcan todos los males, y recuperen la confianza y la esperanza.

La realidad es que ¡¡¡No hay héroes!!! ¡¡¡No hay superhombres ni supermujeres!!!. Tenemos en cada país democrático, instituciones y sistemas que se han construido a sangre y fuego. El trayecto de la democracia no ha sido fácil, y por ello no debemos permitir que la indiferencia, la inacción, el egoísmo, el desánimo o la falta de esperanza, sea lo que nos gobierne.

Con desesperación la gente exige cambio, pero no dice hacia dónde. No hay propuesta. Cambio de nombres? De siglas? De colores? De gente bonita o fea? ESO NADA RESUELVE. No podemos andar como ovejas sin pastor.

En este proceso debemos ser exigentes: exigir un cambio, sí, pero con rumbo, con claridad. Realista, sin engaños. Quien prometa reinventar el pais, o que va a acabar de un día para otro con la corrupción, con la impunidad, con la inseguridad, con el desempleo, con la falta de oportunidades, nos está engatuzando. No es cierto. Miente!!!.

Exijamos respeto y compromisos ciertos, serios, posibles. Analicemos y preparémonos para quien, con diáologo franco, con sinceridad, con experiencia, nos genere esperanza, nos de confianza, nos guíe, nos dé la mano, y nos conduzca a un México más justo y más humano.

Alguien que siembre esperanzas por amor a México y no por ambición personal de poder. Que tenga como fuente de información su cercanía con el pueblo, y no con los grupos caciquiles de poder.

Que tenga cercanía, esa es la palabra clave, para que inserte programas que la gente los sienta suyos, necesarios, razonables, útiles, para los jóvenes, para las mujeres, para los maestros, para los campesinos, para todos!!!.

Cuando el Presidente o el Gobernador visita al pueblo, devuelve la esperanza al pueblo.

Se puede hablar brillantemente de la historia, de la grandeza de los mexicanos, pero si no somos capaces de sembrar esperanza, esos discursos no sirven.

No necesitamos quimeras, ni chistes. México no es una broma. Necesitamos propuestas responsables.