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EL SEÑORÓN CUMPLE 45 AÑOS

Fiel testigo de la evolución de nuestro pueblo; orgulloso de su origen se ha adaptado a las innovaciones tecnológicas para mantener informada a la sociedad

Ricardo Evodio Cabral Vera

Mientras que nuestra ciudad cumple 450 años de su poblamiento definitivo y fundación, el señorón cumple 45; Diálogo ha estado presente en el diez por ciento de vida de este Pueblo y durante cuatro décadas y media, ha contribuido en el registro histórico de nuestra tierra.


Cuántos sucesos han ocurrido desde aquel domingo 17 de julio de 1977. Cuántas cosas han cambiado; definitivamente Jerez no es igual que esa mañana de domingo en la que se consolidó una idea juvenil, un proyecto informativo que llegó para quedarse y que, seguramente al momento de su feliz alumbramiento, era difícil pronosticar los alcances que tendría… y hoy llega a esta edad.


Testigo fiel de la transformación de Jerez, al que seguramente le falta mucho todavía para alcanzar su nivel óptimo, pero baste ver una fotografía de la época para establecer las grandes diferencias; el crecimiento urbano y poblacional, la extensión de la mancha urbana que ha ido apropiándose de los que entonces eran terrenos de labor y a los que se acostumbraba ir de día de campo; el mantenimiento de algunas fachadas y edificios pero lamentablemente también el derrumbe de otros.


Se aprecia la cantidad de vehículos que ahora circulan en nuestras calles, que entonces lucían el típico empedrado, hoy la totalidad cubiertas en su superficie con algún sistema de pavimento, incluidas las pocas colonias que en ese 1977 existían y que en su mayoría eran baldíos o corrales y hoy son zonas muy pobladas o comercios.


Asimismo, una gran cantidad de personas que voluntaria o involuntariamente apadrinaron esas primeras ediciones, ya fuera como fuente informativa, colaboradores, anunciantes e incluso trabajadores, ya no se encuentran físicamente y en contraparte, otros tantos, han visto crecer sus familias hasta convertirse en abuelos y hasta bisabuelos.


Este medio de comunicación no ha sido ajeno al proceso evolutivo, pero siempre ha tenido la visión de adaptarse a las innovaciones tecnológicas de cada tiempo y en la actualidad, cuando pareciera que los me- dios de comunicación impresos no tienen futuro, no olvida sus orígenes y si bien se ha sumado al modelo digital, busca a la par mantener viva su esencia, presentando la información con olor a tinta y papel, situación nada fácil por el alto costo de producción.


Pero esto ha sido así desde su nacimiento; a temprana edad, Diálogo dio el salto del sistema intertipo que fue su primera forma de impresión, al sistema offset, con la técnica de la fotomecánica incluida, hasta llegar a la actual era digital; pasó del áspero papel bond de los años setentas, el revolución, conocido como PIPSA por sus siglas (Productora e Importadora de Papel); el rotopipsa que fue una forma más elegante del papel revolución, con una textura más lisa aunque más difícil de manipular, así como el cultural y el bond de este siglo que aunque se llame igual, tiene algunas diferencias con el de aquellos tiempos.

Con un formato que se ha adaptado a las condiciones de impresión y que en los primeros cinco años, se definió en base a las imprentas que realizaban el trabajo; Impresora del Centro con el sistema de linotipo y un tamaño oficio ampliado, luego la Imprenta Lugalo en tamaño oficio, Offset Azteca y su entonces sorprendente máquina que imprimía un tamaño mayor, hasta llegar a la identidad definitiva con el tabloide.


En una de esas muchas veces que acompañé a Gilberto en los viajes emergentes en plan de trabajo, recordaba algunas anécdotas, como aquella ocasión en que ya tenía la fila de voceadores esperando su dotación y el paquete no llegaba; la experiencia le decía que si los menores se retiraban, algunos no regresaban y bajaba la venta, por lo que optó en ir personalmente a recoger el periódico a la imprenta de don Pablo Hernández en la capital y llenar el Datsun verde de chiquillos a los que el paseo les fue agradable; Alberto Esquivel, que era uno de los voceadores, relata esta como una de las gratas experiencias de haber sido vendedor del Diálogo.


Al quinto año el semanario de los jerezanos se hacía de sus propios talleres y surgió Ediciones y Publicaciones Gonber; algunos de los problemas de impresión estaban resueltos, aunque hubo que sortear otro tipo de inconvenientes, que nunca faltan, la repentina falta de papel, láminas o película, una falla técnica, un corte en la energía eléctrica y diversas situaciones que se viven al interior y casi siempre escapan a la percepción del lector.


A partir de aquel 7 de marzo de 1982, la edición número 215 del semanario, marcó el arranque de la industria gráfica en la empresa editorial, un ejemplar de ocho páginas, que incluía la disculpa a los lectores por la ausencia de algunas semanas a consecuencia de los problemas de impresión y anunciaba la apertura de los talleres propios, para aminorar estos problemas. La edición correspondiente a Primavera 82, la revista de la Feria, sería el primer producto a color logrado en GONBER que iniciaba la proyección como una gran empresa jerezana para el estado.


En los primeros años de la década de los noventa, se dio otro paso a la exigente modernidad de ese tiempo, quedaban atrás la siempre servicial máquina de escribir eléctrica Brother que hacía maravillas con su pantalla de corrección incluida, la IBM de margarita y la entonces vieja pero aun útil IBM de esfera, con las que, por una década, se realizó el diseño de todo lo que se hacía en la empresa y al adquirir las primeras computadoras, se abrió un cúmulo de oportunidades que se han generado conforme evolucionan las nuevas tecnologías de la información.


Hoy incluso los talleres con los que en su momento nos familiarizamos por completo y que conocemos de memoria la ubicación de cada máquina, cada espacio y naturalmente de las personas con quienes convivimos a diario durante mucho tiempo, también se han vuelto obsoletos, ante la aparición de sistemas completamente digitales, que favorecen la producción en tiempo y en calidad.


Sin embargo lo que se ha escrito permanece, latente tangible; por ello, es digno de celebrar que Diálogo haya superado cualquier tipo de crisis que seguramente ha tenido en estos 45 años y hoy podamos hablar de su historia fabulosa, como parte importante en la vida de una ciudad que llega a sus 450 años y que, si a lo largo de ese tiempo ha podido contar con medios de comunicación de calidad, Diálogo es un ejemplo.


Felicidades a mi maestro y amigo Gilberto González y su familia por tantos y buenos momentos, que sean muchos años más.