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EL PODER JUDICIAL LEGISLANDO

Jaime Santoyo Castro

Una vez más el Poder Legislativo de nuestro país, se ha visto rebasado al no atender oportunamente las causas reales que dan origen a la necesidad de modificar o de crear leyes.

Como en muchos otros temas, hoy ha sido nuevamente la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien, supliendo la deficiencia del Legislativo, declara inconstitucionales algunos artículos de la Ley General de Salud relacionados con la marihuana, para permitir la siembra y consumo recreativo de este producto. Es entendible; los legisladores, tanto del ámbito federal como en las legislaturas locales, están sumamente ocupados disputándose el presupuesto de gastos, las comisiones, herramientas, moches, viáticos, etc. y cuantas prerrogativas les derive su condición de representantes populares. Por eso no tienen tiempo para atender a las necesidades de actualizar las normas que nos rigen.

Pero debo aclarar que esto no es nuevo. Históricamente el Legislador en nuestro país no ha sido el Poder Legislativo. Quien venía realizando esta actividad normalmente era el titular del Ejecutivo, amparado en el enorme poder que concentró. Así nombraba a sus legisladores y estos hacían lo que su impulsor decía. No había iniciativa procedente del Ejecutivo que no fuera aprobada y desde luego, las iniciativas de la oposición no avanzaban. Ese vicio, que era particularmente practicado por el PRI, se incrustó en el sistema político mexicano, y sin rubor alguno fue adoptado cómoda y convenientemente por todos los que en los Estados o en la República asumieron el control del Poder Ejecutivo,  aunque a los cuatro vientos exteriorizaran su respeto irrestricto a la división de poderes.

Esta falta de acción ha esclorasado al Poder Legislativo, y en consecuencia, si no es el Ejecutivo, ha sido el Poder Judicial quien ha entrado recurrentemente a corregirle la plana, en algunos casos, y a llamarle la atención emitiendo tesis y jurisprudencia para orientarlo, impulsarlo, o incentivarlo a atender sus funciones esenciales con responsabilidad. Pareciera que el Legislativo no se atreve a innovar, a cambiar, a modernizar, y deja al Judicial que dé el primer paso, como para medirle el agua a los camotes, y una vez visto el sentir popular, se avientan con todo.

Hoy vivimos una nueva época. Algunos le llaman la Cuarta Transformación, pero creo que en el Legislativo, de darse, sería la primera e implicaría que atienda al mandato del pueblo, y no al mandato del titular del Ejecutivo en turno, ni espere el llamado de atención del Judicial.

Ojalá y se atrevan a dar el primer paso, y atiendan a lo que prometió López Obrador, de no permitir nunca más un poder ejecutivo omnímodo. Será?