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El histórico reloj del santuario, reparado; nuevamente sus “campanadas caen como centavos”

José Muro González

El viejo y entrañable reloj del Santuario de la Virgen de la Soledad ha cobrado nueva vida y, para alegría de los jerezanos, en especial de los que somos jerezanos de viejo cuño, se encuentra nuevamente funcionando. Producía una honda lástima a algunos jerezanos el constatar que este reloj, regalo hecho al templo y a todos los jerezanos por Doña María Guadalupe Zúñiga, el cual, después de haber dado el necesarísimo servicio de dar las horas durante décadas, había sido sentenciado a permanecer mudo, por la falta de servicio y reparación.

Es necesario recordar que por lo menos durante las primeras seis décadas del siglo pasado, con su tenaz repiqueteo, este reloj, al anunciar las horas, la repetición de éstas a los cinco minutos, así como los cuartos, medias horas y tres cuartos de hora, regía, fijaba los tiempos de la actividad cotidiana de la población.

En efecto, hasta por lo menos 1960, muy pocas personas se daban el lujo de portar un reloj de pulso y muy escasas familias tenían en sus casas un reloj de mesa, por lo que la mayor parte de la población dependía del amigable y fiel servicio que, en forma gratuita y puntual, le proporcionaba el reloj del santuario.

Para los escolares, como mero ejemplo, las horas de entrada y salida de la escuela, así como el horario de recreo, eran determinados por las campanadas de este reloj. Cabe recordar que la carátula de este reloj, con sus números romanos, significó también el primer contacto de muchos niños con este sistema numérico.

Resulta pertinente rememorar que en el tiempo de que se habla, Jerez era una ciudad mucho más silenciosa de lo que es ahora, ya que eran muy pocos los vehículos de motor que circulaban por sus calles. Pertenece a la historia o a la conseja de Jerez que ese silencio permitía que un vendedor ambulante de nieve pudiera anunciar de viva voz su producto, y que su pregón fuera escuchado de orilla a orilla, tal como también se percibían claramente las campanadas de tres tonos del reloj del santuario dando la hora.

En el pasado hubo intentos fallidos de reparar adecuadamente este preciado reloj utilizando el trabajo de técnicos foráneos. Afortunadamente, se acudió, esta vez, al talento local de los ingenieros Yamel Sabag Tiscareño e Ismael Sabag Martínez, quienes, tras de hacerle la reparación y los servicios correspondientes, han logrado el objetivo de ponerlo nuevamente en servicio.

Este apto trabajo de reparación arroja el muy satisfactorio resultado de que volvamos a escuchar las campanadas anunciándonos las horas, lo cual nos pone de plácemes a los nostálgicos jerezanos, ya que nos hace rememorar el verso de la Suave Patria que tal vez este reloj del santuario le inspiró a nuestro poeta López Velarde: “…y en tu provincia, del reloj en vela// que rondan los palomos colipavos,// las campanadas caen como centavos.”