Navegar / buscar

EL DÍA DE LA MUJER

Jaime Santoyo Castro

En la novela intitulada “La esposa del tigre”, de la escritora serbio americana Téa Obreht, señala que “El tigre se humaniza en la justa medida, y los humanos responden con un instinto de supervivencia animal”, haciendo referencia a que tanto el ser humano como los animales tienen que adaptarse a los imprevistos de la existencia. La lucha de la mujer es larga y aún no termina.

Desde el inicio de la humanidad hasta nuestros días, ha resistido estoicamente un trato indigno, de sumisión, de injusticia y de violencia, y aún así, sin renunciar a sus derechos, ha enfrentado la adversidad, peleando, trabajando, estudiando, formando y defendiendo a sus hijos, con la rabia acumulada y exigiendo con un ¡Ya basta! la dignidad, el empoderamiento, la equidad, la igualdad, la justicia y la paz. ¡Ya basta!. ¡Esa es su lucha, esas son sus causas! Por eso se manifiestan el día de la Mujer.

¿Cómo no coincidir con ellas? ¿Dónde se encuentra la paz social, propiciando justicia o dejando pasar esos reclamos? Volveremos el año entrante a ver otras manifestaciones, más nutridas que las de este año, con gritos de desesperación por encontrar a sus familiares perdidos, clamando justicia ante los hechos delictivos de los que son víctimas, exigiendo paz y cese de la violencia, pidiendo igualdad de oportunidades de trabajo y emprendimiento?.

Es acaso el corazón de la sociedad una esponja para sólo absorber tantos desencuentros, desilusiones y quebrantos con pasividad pasmosa para sólo esperar a ver qué sucede en los próximo años?

No hay un puño capaz de apretar la esponja y aniquilar esas perversiones sociales que no nos dejan vivir en paz ahogándolas hasta que no quede nada? Años y años de injuticia, de violencia, de negación de personalidad y de derechos, de agresiones y de ignominia, han acumulado una rabia incontenible y sed de justicia que lamentablemente se hacen presentes en las mencionadas celebraciones, a través de gritos, de pancartas, de pintas, clamando justicia, alto a la violencia y exigencia de paz, causas que nadie puede negar porque todos las compartimos, pero de alguna forma debemos de evitar que se desborden y dañen a otros que nada tienen que ver y para ello es imprescindible convocar a la sociedad a poner fin a las diferencias, inequidades, e injusticias y dar paso a una sociedad más justa y sin violencia. Ese es el reclamo ¿no?