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El daltonismo del presidente y el silencio del gobernador

Por Irene Escobedo

Según las cifras de la Secretaría de Salud, el Estado de Zacatecas sigue acumulando casos positivos de contagios y fallecimientos por coronavirus. En número de contagios por Covid vamos a la alza y en el semáforo nacional, vamos en reversa. Es como pasar a la secundaria pero regresando a quinto de primaria, más o menos ese tipo de lógica.

Zacatecas pasó de modo casi sobrenatural a semáforo naranja. A nivel estatal nadie de los autorizados ha salido a ovacionar ni a desmentir tal “deferencia”. El gobernador seguramente tiene sus reservas porque ha permanecido callado al respecto. No es que le esté dando por su lado al Presidente López Obrador. A Tello no le gusta el conflicto. Se le ha visto muy activo y hasta preocupado, verificando por todos lados que sus lentes no estén empañados. Pero la dificultad visual esta en otro lado. El Presidente y sus estrategas tienen al parecer un ‘ligero’ daltonismo, que muchos, a propósito han dejado que pase inadvertido.

El Gobernador, indudablemente está del lado de las cifras, pero también de la moral correcta y está preocupado por los zacatecanos. Pobreza y pandemia no son un buen binomio. En estos días dictará las reglas para salirle a lo seguro, aunque lamentablemente en rojo y sin luces intermitentes.

AYUDANTÍA SIN AIGUILLETTE

Para los españoles la palabra es canguro, en Argentina, Estados Unidos y otros países europeos babysitter, en México son niñeras -nanas para los exuberantes- pero tratándose de política pueden ser incluso asistentes con nivel de ayudantía.

La ayudantía del Presidente López Obrador, está conformada por un selecto grupo de promotores del voto, que de la noche a la mañana sustituyeron, al extinto Estado Mayor Presidencial y al Cuerpo de Guardias Presidenciales. Los nuevos flamantes ayudantes, pasaron a ser más bien una especie de disimulo, pues ni cuidan al Presidente <<el pueblo lo cuida>> ni están a la altura de lo que sea que les hayan encargado hacer.

La falta de capacidad, lógica y destreza quedó de por medio en la gira a Tlaxcala donde la camioneta de la ayudantía atropelló a un ciudadano, sin prestarle primeros auxilios ni atención alguna, lo abandonaron a su suerte sin el mayor remordimiento.

Es evidente que la ayudantía presidencial, carece de todas las habilidades, cualidades, conocimientos, destrezas y virtudes que debería tener un asistente con grado de ayudante. Parecería ilógico pero no lo es. El cargo que ocupan, es más bien un destino y no una función, como las au pair, ese tipo de niñeras, que llegan a las familias acomodadas solo para aprender y ganar experiencia mientras maduran para el siguiente paso.

AMLO no sólo ha salido a defender que son elementos de suma honestidad, por eso están ahí, sino que ‘muy ad hoc’ con el estilo principesco, ya encaminó a algunos de ellos a su siguiente encargo: Javier Portugal Dorantes y Paloma Rachel Aguilar Correa pasaron a ocupar puestos directivos en el Servicio de Administración Tributaria (SAT) con salarios descomunales, casi cercanos a lo que percibe el Presidente.

Como asistentes en la ayudantía, percibían un salario muy superior al de un policía o militar, apareciendo como subdirectores de área con una percepción de 45 mil 075 pesos según la página oficial de nómina transparente. Su coordinador Daniel Asaf, al parecer un empresario de origen libanés, aparece con un sueldo neto de 107 mil pesos. Todos –dicen-son profesionistas abogados, comunicólogos y empresarios.

Se autodefinen como un grupo de profesionales sin armas, evidentemente les falta ‘el grado’ que los facultaría también para portar el aiguillette, el cordón de mando que acredita las aptitudes para el desempeño de sus funciones, aunque sea el de solo tomar notas, pero que dado el caso ni falta que hace, mientras maduran, ya están en el sendero de los ascensos y recompensas.