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El canto de las sirenas

  • Jaime Santoyo Castro

 Desde la más remota antigüedad, las sirenas han formado parte de la mitología; pero un rasgo fundamental que distingue a este ser mitológico es el gran poder de seducción que se atribuía a su voz. Homero, en la Odisea, fue el primero en relatar esa cualidad terrible, al mencionar que “son seres que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas puesto que aquel que escucha su voz “nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos (…). Antes bien, lo hechizan estas con su sonoro canto, sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca”.

De ahí en adelante, los marinos navegaban siempre cuidando de no escuchar el canto de las sirenas para no perderse en la inmensidad del mar y esta expresión es utililizada en tierra firme para transmitir el mensaje de que no escuchemos, o no creamos, en la voz melodiosa, engañosa, y envolvente de quienes utilizan la palabra como anzuelo para hacer caer en el engaño a quien escucha, y obtener un beneficio. 

Donde más escuchamos el canto de las sirenas es en el ámbito político. Algunos de los que son candidatos utlilizan los temas como la pobreza extrema, la corrupción, la inseguridad, la falta de empleo, la falta de una educación de calidad, el problema migratorio, la violencia contra la mujer, los bajos ingresos que no cubren las necesidades básicas, etc; para llegar a los corazones de los electores diciendo que todos los problemas los van a solucionar, pero sin decir cómo o con qué, y en ocasiones, sin siquiera saber cuales son las soluciones, pero utilizan la palabra fácil y la ilusión o la deseperación social para obtener el voto a costa de lo que sea. 

Ya lo estamos viendo en este proceso; particularmente lo escuchamos en el debate; hay quienes han sido acusados de corrupción y prometen acabar la corrupción; quienes proponen soluciones fáciles y requeridos para que digan cómo le van a hacer, evaden dar respuesta; quienes son reconocidos mentirosos e incapaces y juran honestidad y conocimiento o quienes defienden lo indefendible y hasta los que expresan con burla su desprecio a los derechos humanos. 

Si en realidad queremos a nuestro pais, y queremos solucionar las urgencias nacionales, es momento de estar atentos a los compromisos de los candidatos. Escuchémoslos a todos, revisemos sus propuestas, debatámoslas, preguntemos a los más enterados que son de buena fe; veamos la posibilidad de que cumplan. Distingamos entre los que sí pueden o saben cumnlir y los que son pura palabrería fácil. Debemos hacer que caigan las caretas de los mentirosos y corruptos, para que no anden defraudando la confianza popular. No nos dejemos envolver por las lenguas de doble filo; No escuchemos el canto de las sirenas. No sucumbamos a sus encantos!!!