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¡EL AVION! ¡EL AVION!

Jaime Santoyo Castro

La mañana del 24 de mayo, el vuelo 168 de Aeroméxico, programado para salir a las 9.30 horas del aeropuerto internacional de la ciudad de México, con destino a Mexicali, que ya iba encaminado a la pista, se detuvo para regresar al punto de partida por un pasajero, (por orden presidencial), según el anuncio del piloto que se escuchó por el altavoz.

Me imagino el malestar generalizado por el retraso, agravado por tal anuncio, y la impaciencia por ver a la persona que debía ser tan importante para hacer regresar el avión, situación inimaginable en caso de un ciudadano común. Algunos de los pasajeros, molestos e intrigados, preguntaron el nombre del personaje que se esperaba, y una vez que lo obtuvieron, buscaron en internet y se percataron que la causante de la molestia era la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos naturales del Gobierno de la República, y de inmediato accedieron a las redes para dar cuenta de esa anómala situación.  

No creo que haya sido el Presidente quien dio la orden. Tampoco la Secretaria involucrada en el retraso, porque sus atribuciones no son de la materia. Luego entonces, la orden provino de alguien de mucho poder en el gabinete de AMLO, relacionado con las autoridades aeroportuarias, que inspirado en que si el Presidente había detenido la obra del aeropuerto, porqué él no podría detener un avión?

Un clásico ejemplo de abuso de poder; por un lado de la Secretaria, a la que se le hizo fácil pedir el auxilio de sus compañeros de gabinete para cumplir con su agenda de trabajo, aunque arruinara la agenda de los demás pasajeros y la gente que los esperaba, y por otro lado, la prepotencia del funcionario que dio la orden, el que hizo uso de sus facultades para beneficio personal y no de la ciudadanía, a quien también le deberían de pedir la renuncia.

Este asomo de prepotencia pone en tela de duda la llamada cuarta transformación, que pretende erradicar ese tipo de conductas abusivas, y si el Presidente quiere que confiemos en él, debe sancionar, además de a la Secretaria, a quien se atrevió a mostrar tal frivolidad en el desempeño de su quehacer gubernamental. Creo que de esa manera, por lo menos, aliviará en algo el malestar, aunque el daño causado a los viajeros nadie se los pague.