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ECLECTIS

Raymundo Carrillo

Puede ser de no dudar que, la libertad de un país se invoque como buena o excelente, cuando, sin una preparación previa de estudios avalados por la academia, ministerio o secretaria del Estado en la materia, sus pobladores puedan dedicarse exitosamente a vivir decorosamente de algo legal. Nuestro país ha venido siendo un país en donde tal posibilidad mencionada, ha sido alcanzada por un buen sinnúmero de personas, algunas afamadas otras no.

Aún de todos los defectos habidos y por haber en México, hay un nicho de oportunidades para no “morirse de hambre”, no así, para vivir tan decorosamente sin un capital por modesto que sea o un esfuerzo extraordinario. Ni hablar de las maneras ilegales para vivir decorosa o muy decorosamente, casi en línea de lujos.

La adquisición de una educación avalada es un soporte muy importante en el país para tener un medio de vida legal y desahogado casi en todos los casos que así pueden hacer. La educación aún de tantos yerros y desvaríos, épocas, etapas y avances, científicos y tecnológicos, es una constante que en la mejor medida se ha sostenido laica, gratuita o accesible económicamente y, casi para todos en tales condiciones. Incluso quienes no tienen un acervo certificado, pero, tienen la sed de saber y alcanzar metas educacionales contantes, encuentran recursos y apoyos con buenas posibilidades de coronar esfuerzos.

Sin embargo, la educación formalista, común, la que empieza con el kínder, primaria, secundaria etcétera, ha tenido muchos tumbos, buenos, malos y peores, de acuerdo a los criterios del gobernante en turno, así, hay generaciones que no saben a cuál época o etapa histórica pertenece Miguel Hidalgo, Juan Aldama, La Malinche, Cuauhtémoc Cárdenas, Diego Rivera o El ejercito Trigarante, no distinguen un planeta de un cometa o cosas más simples como por cual lado sale el sol y qué son las fases lunares o qué es un nivel del mar. Puede ser, que no se necesiten estos detalles para vivir bien y legalmente, pero estas personas… votan, o en algún momento de su vida votarán y elegirán quien les gobierne a ellos y a sus amigos y oponentes.

En la actualidad, nuevamente como en todo rito o protocolo sexenal “de cajón”, hay una edición de libros de texto gratuitos. La edición del actual sexenio, lleva la autollamada referencia de ser la “nueva escuela mexicana”. Comprobadamente no hay nada peor que la falta de continuidad en los planes educativos, llevan una actualización porque en nuestros tiempos de hoy, como ya se dijo renglones anteriores, hay actualizaciones de diversa índole y los planes educativos por lo mismo, ameritan ser revisados y actualizados siempre que sea necesario.

Los libros de texto gratuitos del sexenio presente, han desatado una reacción inusitada y sin precedentes; se les señala falta de método científico y plural para su confección (incluso ya se reservó el gobierno federal a través de la autoridad competente, tener en secreto oficial por cinco años, el cómo, se confeccionaron); hay una serie de cosas por corregir en fechas, y, por haber consultado para que la información sobre reproducción humana que contienen, fuere mejor; sintetiza en conceptos el aprendizaje de las matemáticas y reduce notablemente ese contenido.

Agregar más respecto a los libros, con respeto entendido, será “arrimar mas leña al fuego” dado el furor de opiniones que ha desatado y la hermética opacidad con que se está manejando el gobierno federal en ello. Es deseable que no se dogmatice ni se oscurezca mas el ambiente que se ha creado alrededor, es mejor que, cuando sean entregados a los niños, los padres de familia se den a la tarea de revisar y tomar una decidida actitud. Hay los Estados de la República que, no siendo gobernados por el partido oficial de la 4t, ya han tomado medidas cautelares ante los juzgados para evitar el empleo de estos libros.

También ya hubo manifestaciones públicas de rechazo por padres de familia en lugares donde los libros ya llegaron a la casa y fueron revisados. Nuestro país es respetuoso de las autoridades en sumo grado, pero también la historia nos dice que cuando un gobierno ha llegado a ser mucho muy radical o malo, ha sido la población en diferentes expresiones y distintos estratos, quien les ha quitado. Nuestro país vive una etapa de democracia dentro del respeto a los males del gobierno que sea, presente o inmediato anterior. El mejor resultado es deseable que venga, de las urnas electorales y de una población valiente que, no venda su voto.