Navegar / buscar

ECLECTIS

Raymundo Carrillo

Las violaciones a la Ley vigente en diferentes ramas y momentos, han sido objeto de ataques indiscriminados y evidentes e este sexenio federal. Hay un dicho popular que reza para quien se le aplica, a modo de exponerle no exagerar y dice: “…

hay que ser marranos, pero no trompudos”; lo anterior a manera de tampoco exagerar en esta letra, cuando no se pueden disimular las violaciones a la Ley que en otros sexenios se han venido dando.

Sin embargo, en esos casos de los anteriores sexenios, siempre se buscó la forma de disimular “haiga sido como haiga sido”, no así, con el presente sexenio y su titular.

Uno de los recientes hechos, ya que, hacer una remembranza de todos los sucedidos desde el inicio, sería cosa de más espacio, mismo que de momento, no lo hay -aprovechando gradecer a DIALOGO, su siempre disposición a toda expresión mientras lleve predominantemente el respeto, aunque no se comulgue con las mismas ideas expuestas-; de los recientes sucesos de violación la Ley, están las expropiaciones de propiedades que en un territorio del Estado de México se han realizado por parte de autoridades federales invocando decretos invalidados legalmente porque fueron emitidos cuando don Porfirio e, invalidados con la Constitución de 1917 y, no se actualiza su legalidad, en otra palabras son ilegales, de tal manera son pues, flagrantes violaciones a la Ley esas acciones federales, las cuales, al parecer únicamente llevarían dos propósitos a saber, uno: aprovechar esos terrenos porque se están construyendo oficinas federales exactamente tras de esos predios y dos: ya que, en esos terrenos de la promotora internacional Santa Fe, lugar en mención, fue desde donde inició el conflicto que finalmente se llegó al desafuero de López cuando era Jefe de Gobierno del D.F.

El punto son los actos que desconocen la Ley vigente, ahora con el caso de la militarización en puerta de la seguridad pública.

Muy claro se entienden los asuntos de seguridad nacional y sus diferencias con la seguridad pública o seguridad interior, el asunto de militarizar la Guardia Nacional ha sido una constante en desatino, la GN, es una corporación policiaca civil para la seguridad pública, desde un principio el mando hubo de ser de un policía civil de carrera, cosa que, no sucedió precisamente por el empecinamiento del titular del ejecutivo nacional, entonces apoyado en la mayoría de un Poder Legislativo de su contentillo, quienes hicieron disimulo por el incumplimiento a las disposiciones legisladas; enseguida ha sido el error de cálculo reconocido por López hace unos días cuando acepta que las cosas en materia de seguridad eran correctas como se llevaron en los inmediatos sexenios anteriores o, al menos, no eran como él dijo o creía, pero su reconocimiento llegaba tarde porque ya no tenía en su férula al poder Legislativo, ya tenía menos e insuficientes para cambiar la Constitución.

Otro aspecto es que, luego de sus tardías y costosas obras que pueden quedar inconclusas y, reconociéndole su muy torcido modo de hacer, hay la desconfianza en que quisiera imponer, además de la delincuencia a su favor (ya sucedió en las anteriores elecciones inmediatas), ahora también a los militares, a quienes ha venido dando una serie de derramas económicas y encargo de áreas económicas -éstas sin duda ponen en riesgo de corrupción a las Fuerzas Armadas- como las aduanas, el aeropuerto, puertos marítimos, distribución de medicinas; las medicinas

¿Cómo se reclama civilmente a los militares que no hay medicinas en el sector público? Y, semejante será en los demás casos mencionados; la dependencia e imposibilidad de exigencia ciudadana ¡queda clara y lógica, es común, la desconfianza en lo que se pretende cuando de militarizar el único cuerpo federal policiaco se intenta! Muy precisado quede, dado un cargo que ostenta el autor de la presente:

De ninguna manera ni forma, se intenta que los militares salgan de las calles, son actualmente los únicos que ofrecen un matiz de seguridad a la ciudadanía. Sin dejar de reconocer que, los resultados son magros y muy escasos, ya que, empieza por ellos la confusión cuando vemos que se les impide actuar para lo que están entrenados y son sujetos de sumisión, humillación e indefensión ante los ataques que ellos y la ciudadanía común sufrimos de la delincuencia.

La verdadera política de contención y remedio, reside en la unidad nacional, pero no la hay porque el actual sexenio y el gobierno estatal, viven una conveniencia indeseada dividiendo; desde el momento en que se cierran los diálogos con los perdedores u opositores, ya es un gobierno que solamente habla con la mitad de su población y, un gobierno así, no gobierna para todos.