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ECLECTIS

Raymundo Carrillo

Mucho se ha dicho, durante años idos, sobre la falta de continuidad en los planes y proyectos en los gobiernos de todo nivel, federal, estatales y municipales, los cuales, cambian de formas y fondos de ver y hacer lo que se considera para brindar a la población bienestar, salud, educación, producción en óptimas condiciones, trabajo, seguridad y todos los otros menesteres para que México alcance los estándares de vida ideales o, del llamado primer mundo.

Tal argumento fue durante muchos periodos gubernamentales causa y motivo para explicar los magros y malos resultados de toda administración y gobiernos, tenidos. En los últimos periodos legislativos tales conclusiones fueron llevadas al legislador y se concluyó que, a la vista del elector, planes y proyectos mejor llevados a cabo en el nivel ejecutivo municipal, quienes, son los del menor periodo de 3 años, tuvieran continuidad mediante el voto electoral, por un periodo más, igual de 3 años, para alcanzar el cumplimiento de las metas y objetivos iniciados; se les concedió un periodo de reelección.

Así mismo, el legislador de Curul, diputados locales y federales se garantizaron también la reelección, pero, hasta por dos periodos más, si así el elector se lo otorgaba con el voto electoral por cada periodo. No fue igual con los poderes ejecutivo estatal y federal, así como el legislador de Escaño o senadores de la República, quienes, constitucionalmente gozan de periodos de seis años cada uno y, por lo tanto, son considerados tales periodos, suficientes para alcanzar las metas y objetivos propuestos.

Un intento de reelección en estos cargos por 6 años, debería de cubrir requisitos y consideraciones no contemplados todavía y, dadas las características poblacionales vigentes, intentarlo provocaría amorfas reacciones de toda índole social, política y económica, además de romper con un paradigma al que no se le pronostica relevo necesario actualmente.

La actual búsqueda de alternativas viables para mejorar el sistema político y sus resultados hoy desbordados por el autoritarismo presidencialista, sin embargo, tiene varias posibilidades de mejorar, la más avanzada en la legislación vigente, es la de los Gobiernos de Coalición, los cuales, si bien están debidamente definidos en sus términos iniciales, les faltaría una adecuada y lógica reglamentación, cosa que ya se ocupa el legislador, al alcance de las elecciones del 2023, donde el Estado de Coahuila y el Estado de México tendrán elecciones de gobierno, legislaturas y municipios.

Hay otras alternativas para alcanzar equilibrio y equidad en la pluralidad evitando las expresiones de la unipersonalidad que tanto deriva en caprichos injustificados y desigualdades sociales, políticas y económicas. Un rostro que prevé para el sistema político los Gobiernos de Coalición, es, el de un régimen parlamentario o semi-parlamentario, de claro fundamento y origen nacional; éstos, reflejan inclusión, no exclusión y la posibilidad de alejar los monólogos ejecutivos.

Lo anterior, compagina con la idea de tener por satisfactorio, el actual sistema electoral, sus instituciones y autoridades judiciales, en un principio, porque éstas han dado como resultado, cambios de gobiernos desde nivel federal, pasando por estatales y municipales opuestos incluso a gobiernos que establecieron, fueron creando e incubando el mismo sistema que los declaró en su momento, derrotados electorales; si bien la realidad actual es muy catastrófica en seguridad, salud y educación sobre todo, tal catástrofe, no es causa del sistema electoral, sino de los gobiernos elegidos al amparo legal otorgado por la nítida elección transparente y de perfección buscada, del mismo sistema, instituciones y autoridades electorales actuales.

Es un atentado indebido, a las formas pacíficas, legales y democráticas habidas, intentar un cambio que implique la desaparición de autoridades e instituciones actuales. Actualizarles de acuerdo a los avances científicos y tecnológicos, por supuesto que es deseable.