Navegar / buscar

Eclectis

Raymundo Carrillo

Por demás, somos en Jerez una muestra de la calidad exquisita de la especie.

Cosas de la ciudad. Seamos gratos yendo al grano:

Tránsito: dos o tres personas en motocicleta, en una sola motocicleta, niño en medio o bebé en el manubrio y todos sin casco; otra versión sería: todos los motociclistas rebasan por la derecha, no sorprende cuando se ha observado que, en la ciudad, todas y todos quienes manejamos automotores de cuatro llantas o más, manejamos cargados a la izquierda, como si tuviéramos muy cerquita la derecha, como que no cabemos en toda la calle y nos cargamos a la derecha porque es el lado que, el que maneja puede ver sin espejos o parabrisa de por medio, como si le fuéramos a dar un golpe al vehículo estacionado a la derecha, o aunque no haya vehículo estacionado a la derecha; quienes manejamos así cargados a la izquierda, educamos a los motociclistas de Jerez a rebasar por la derecha, lado con el “punto ciego” más amplio de cualquier automóvil y por lo tanto, es el lado más peligroso para que nos rebasen.

La basura. Son muchos los destinos a los que puede llegar un comentario de tal naturaleza humana en nuestra comarca. En todo Zacatecas hay mugre, basura, desechos de todo tipo a la vista y escondidos en los acotamientos carreteros. Caben de entrada o inicio dos comentarios sueltos que luego se anudarán a la coloquialidad del mensaje. Uno: surgido de un meme en internet, cuando al ver un camión recolector de basura, un adulto escucha a un niño preguntar: -“¿esos son los señores de la basura?” y le contesta: -“no hijo, los de la basura somos los de la casa, ellos son los recolectores…” y, dice el humilde y último de la letra presente: -no hemos calculado la conciencia de no arrojar, desechar, desalojar, “versus” tirar, nada o ninguno de nuestros residuos de consumo, de vida, o de costumbres, incluso de emociones fuera de su lugar… no hay conciencia plena todavía. El remedio, que no solución plena, lo están poniendo los señores recolectores, porque les está significando un decoroso ingreso al separar lo recogido y luego venderle; esa parte económica individual-social es otra historia derivada del tema. Dos: en un ensayo apropiado, en tinta, sobre las diferencias entre la revolución china y la revolución mexicana se destaca el concepto afinado de “esclavo a, productor/biopsicosocial” que ejerce el chino y el amorfo “esclavo a, siervo a, peón a, consumidor” que ejercemos; el aprecio de los desechos individuales, guarda arquetipo de un carácter personal identitario en la masa poblacional.

Lo cierto es que, en otro vericueto mismo de la jerezanía, está el tema de la feria de primavera; las ferias no se planean, llegada su época la población así las hizo, ha habido momentos en que, se pudieron aprovechar de un modo, y otros momentos de otro modo. Los Patronatos, llevaban el espíritu de propiciar lo que un alcalde de kermesse: diversión, seguridad y ganancias. Entonces, en esa época dejada atrás pero muy cercana a la actual, los patronatos cobraban por el “piso” empleado para poner negocios en la feria, no pedían al municipio más allá de maquinaria, mano de obra y vigilancia. Se asociaban en el patronato los pudientes y notables en hacer acto y actos que dejaran una ganancia y, además, con ella regalar algo al gobierno que les permitía ser patronato de feria. En algún momento, a la mejor neoliberal o neoprimero y después quien sabe; se pervirtió, se contaminoó, con el deseo de envidias mercantil-personales se cambió a comité, así, hubo un dueño o patrón o encargado; no podía el presidente municipal quedar afuera, y llegó a ser negocio nada más. Hoy, aún de lo magro y escueto del presupuesto, de la escuálida y pordiosera tesorería municipal, de todos modos, les asignan un fondo de muchos millones de pesos sin obligación clara, más allá de gastárselos. Las cuentas resultantes, varios trienios hay que, no las entregan claras y, ha habido quienes, ni cuentas ni resultados entregan. Hay la gente que nació y creció en la idea de que las ferias se planearon para que se divierta la gente, barato, caro o gratis. No es así. Barato caro o gratis, las ferias son eventos originalmente espontáneos con un origen perdido en el clima, el lugar y temperamento natal. Tradición retenida por voluntad común y colectiva; conservada por personas habidas y antes de ellas y ellos, los demás. Lo otro, es artificio y rococó de la especie.

La fórmula de plantear ahora, que, no habrá permiso de consumir alcohol, que bueno que lo aclaran, que, será en las instalaciones de la feria, porque de seguro, en toda la ciudad de Jerez, se refrendará ser la cantina más grande del mundo. Ahí y así, regresarán al fondo financiero y comercial del meollo y; así, las instalaciones serán un lugar para llevar a los niños a los juegos mecánicos y a la familia a comer algo en medio de música y algarabía sin borrachos, o a comprar cosas que los vendedores foráneos traerán. Los artistas que no vengan al teatro abierto del pueblo por causa de la pandemia, podrán ser presentados en lugares privados caros, baratos o gratis; los toros serán vistos a donde siempre. Esperemos que no cobren la entrada a las instalaciones. El negocio de los tapancos es otra historia. Perpetua se ha venido convirtiendo la pregunta ¿y el dinero autorizado por Cabildo? 

Lo mejor que podemos esperar, es que los desplazados regresen a sus rancherías y termine la pesadilla de la inseguridad y empiecen ese sueño deseado de reiniciar sus rancherías y en sus rancherías.