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DON RAFAEL MAGALLÓN JACOBO, ARTÍFICE DE LA DECORACIÓN REALIZADA A LA PARROQUIA DE JEREZ, CON MOTIVO DE SU CONSAGRACIÓN EN JUNIO DE 1954.

Por José Muro González

A lo largo de la historia de Jerez, en ocasiones se ha omitido indebidamente rendir el justo reconocimiento a importantes personajes que han legado a la ciudad obras importantes enriquecedoras de su patrimonio cultural.

Tal es el caso del pintor Rafael Magallón Jacobo, que, si bien no fue nativo de Jerez, le heredó a la ciudad una importante serie de pinturas con temática religiosa que le dan lustre y que se conservan en el Templo Parroquial.

Probablemente la causa de esta omisión se deba a que muy poco se ha conservado en los registros oficiales que den fe de la obra pictórica que dejó plasmada Magallón Jacobo en los muros de la Parroquia, así como de los trabajos de la decoración con la que se ornamentó este templo hace casi 70 años.

Con el ánimo de subsanar, aunque sea mínimamente, la falta de reconocimiento que le debe Jerez a Magallón Jacobo, brevemente se proporciona en este espacio alguna información en torno a la obra que este destacado pintor llevó a cabo en Jerez.

Rafael Magallón Jacobo (1908-2010) nació en Sahuayo, Michoacán y su nombre de pila verdadero fue Faustino, pero al involucrarse en la guerra cristera, a la temprana edad de 18 años, adoptó el apelativo de “Rafael”, esto con el fin de evitar ser aprehendido por las fuerzas del Gobierno.

Al terminar ese conflicto entre Iglesia y Estado, Magallón Jacobo siguió utilizando por el resto de su vida, el nombre de Rafael. Magallón Jacobo aprendió el arte de la pintura en forma autodidacta y ejerció esa ocupación en la ciudad de Puebla durante los años cuarenta y principios de los cincuenta del siglo pasado. Contrajo matrimonio con María Guadalupe Trillo, originaria de Pénjamo, Guanajuato, y procrearon siete hijos mientras vivieron en Puebla.

Al enterarse, por medio del jerezano Fernando Lesprón, avecindado en Puebla, que el señor Cura Carlos Uriel Argüelles, Párroco de Jerez, requería de un pintor para efectuar los trabajos de la decoración y el embellecimiento del Templo Parroquial, debido a que se tenía contemplado efectuar durante el año de 1954 la solemne ceremonia, de acuerdo al rito católico, consistente en la Consagración del Templo, Magallón Jacobo acudió a Jerez en busca de esa oferta. Una vez obtenida dicha comisión,

Don Rafael se trasladó a Jerez, junto con su familia, donde vivieron de 1953 a 1956. La magna tarea encomendada a Don Rafael consistió en el adiestramiento, la dirección y la coordinación de los trabajadores encargados de efectuar la decoración del rosetón de los arcos, así como los muros y las columnas del templo, para lo cual se utilizaron laminillas de oro de 27.5 kilates, aunque la principal tarea encomendada a Don Rafael consistió propiamente en su trabajo como artista plástico, que conllevó la pintura de 24 murales al óleo en los muros interiores del templo y los de las dos capillas laterales situadas a la entrada principal.

Cuatro de estos murales, en tamaño monumental, fueron realizados de la siguiente manera: dos de ellos, en las capillas laterales antes citadas, mientras que los otros dos, que son los más vistos y conocidos, fueron plasmados en los muros situados al inicio de las dos naves laterales, con los siguientes temas: el de Cristo muerto, en los brazos de la Virgen María, tras el descenso de la cruz, y el de la Asunción de María (“Assumpta est Maria”). Los cuatro murales que rodean la cúpula del templo, de menor tamaño, corresponden a los santos evangelistas.

El resto de los murales, es decir 16, todos sobre temas evangélicos, corresponden a pinturas en un formato de aproximadamente un metro cuadrado, los cuales bordean el templo, próximos al techo.

Tal como fue planeado, estos trabajos de renovación y embellecimiento de la Parroquia fueron finiquitados a tiempo, lo que permitió que en junio de 1954 se celebrara con todo fasto tanto la Consagración del Templo, como la impartición de la Primera Comunión a cientos de niños jerezanos.

Una vez concluidas sus tareas en relación a la decoración y el embellecimiento de la Parroquia, Magallón Jacobo pintó algunos murales y cuadros dentro de las casas de algunos jerezanos, como fueron las de Rafael Alcalde Ávila, Jesús Varela y el Doctor José Acevedo.

Tras de realizar esta importante obra en Jerez, que mucho satisfizo a Don Rafael Magallón Jacobo, él y su familia se trasladaron primeramente a Guadalajara y, posteriormente, a la ciudad de México, donde Don Rafael, quien fue un hombre longevo (vivió hasta los 102 años), siguió pintando. Se especializó en pintar bellos cuadros de la Guadalupana, con variaciones y versiones propias de su autoría que tuvieron mucha demanda.

Para la elaboración de este artículo se contó con la valiosa información proporcionada directamente por el licenciado Mario Magallón Trillo, hijo de Don Rafael. (Adicionalmente, cabe señalar que aun cuando el templo fue recientemente restaurado con el fin de reparar los daños sufridos por el inmueble como consecuencia del sismo más reciente que afectó a la Parroquia, lo cual obligó a su cierre completo, se efectuaron los trabajos consistentes sobre todo en el reemplazo de algunas de las columnas dañadas; sin embargo, todavía puede observarse que dos o tres de las pinturas pequeñas de Don Rafael no han sido debidamente restauradas). En la foto, Don Rafael, poco antes de fallecer, rodeado de su hija Margarita Magallón Trillo y dos de sus nietas.