Con el regreso la cabalgata tradicional del Sábado de Gloria, la familia charra mostró su gratitud a la “Patrona de los Jerezanos”

El alcalde José Humberto Salazar Contreras realizó la apertura oficial de la Cabalgata Charra 2022, luego de que la pandemia orilló a suspender las dos ediciones anteriores de la Feria de Primavera, en el regreso al Pueblo Mágico de la alegría característica del Sábado de Gloria, adaptando el desarrollo del programa a lo que las condiciones actuales permiten.

Fue el propio presidente municipal, quien realizó el tradicional corte de reata con el que se acostumbra a dar voz de inicio al paseo ecuestre por la ciudad y estuvo acompañado por su esposa la presidenta del DIF Bertha Alicia García Duarte, el presidente del comité Víctor Manuel de Santiago González, así como la reina de la Feria Brenda I y sus princesas Yaritza y Jessica.

Agrupaciones de cabalgantes, reconocidos charros, migrantes, personas de la comunidad que recurrentemente llevan a cabo esta práctica, tomaron parte en la cabalgata organizada, con recorrido desde el puente del Río Grande hasta el Santuario de la Soledad, donde con veneración y respeto, se presentó una ofrenda floral ante la imagen de la Patrona de los Jerezanos.

El alcalde afirmó que la realización de la cabalgata obedeció a una tradición de llevar la ofrenda ante la imagen que representa el principal símbolo religioso de nuestra tierra, la cual se había suspendido en las dos ediciones anteriores, por lo que esta feria es “el reinicio de la alegría en los corazones de los jerezanos y zacatecanos; pero de paso, se reactiva la economía y el bienestar social; se respira un ambiente de esperanza”.

Una vez concluido el recorrido de las autoridades, el centro de la ciudad recobró la alegría con música, predominantemente de banda y caballos, ante la presencia de visitantes que se congregaron principalmente en el sector del jardín principal. La fiesta siguió en diversos escenarios del primer cuadro e incluso en algunos sectores de la periferia, donde se volvió a percibir en su máxima expresión la algarabía que es muy particular de los jerezanos.