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Democracia electoral con efectos denigrantes

– Jaime Santoyo Castro
Por fin llegaron a su fin las campañas y dieron paso a la jornada electiva y es momento oportuno para hacer un recuento de un aspecto que estimo importante reflexionar porque pareciera que nos hemos empeñado en autodenigrarnos, autocalificándonos como si estuviéramos en el peor de los espacios territoriales, lo que es inaceptable.
Con pena y preocupación hemos sido testigos de las estrategias, los discursos, las afirmativas de muchos de los actores políticos empeñados en denostar al país, a nuestro sistema, a los partidos políticos y a los candidatos. Parece que no vemos nada bueno.
Es cierto que algunos de los candidatos dejaron mucho qué desear, pero la mayoría fueron aceptables. También lo es que tenemos graves problemas de corrupción, de inseguridad y de pobreza, aderezada con rezagos en educación y falta de oportunidades para los jóvenes y mujeres, pero, sin que sea una excluyente, estas circunstancias no son únicas de nuestro país ni de nuestro entorno; y aún si lo fueran, no podemos exculparnos los ciudadanos acusando de todo a los políticos, a los partidos, a los candidatos y al gobierno, porque además de ser una actitud severamente irresponsable, escupimos para arriba. La sociedad es lo que los ciudadanos permitimos.
No se vale que por la ambición de poder, nos acusemos de todo unos a otros mediáticamente sin probanzas, porque no son acusaciones contra personas. Le pegamos a la de por sí débil credibilidad de nuestro país y de nuestras instituciones y sólo le damos la razón a los feroces enemigos de nuestra nación como el gorila de Trump y sus secuaces.
Esas “estrategias” no le ayudan a nadie. Y pensar que algunos actores políticos hasta contratan extranjeros o foráneos especialistas en guerra sucia y casi se les venera pagándoles millonadas o haciéndoles favores y los conocemos como “operadores”. Pagamos para que nos dividan. ¡¡¡Vaya tontería!!!
Sólo reflexionemos porqué esos “operadores”; extranjeros o foráneos no son reconocidos en sus lugares de origen, y la respuesta es porque los conocen y no merecen respeto. Actúan fuera precisamente porque son desconocidos. Terminan, cobran y se van, pero reitero; no abonan a la confianza ni a la tranquilidad. Perjudican a nuestro sistema y a la democracia en general, que nos convoca a emitir el voto razonado, a favor de México.
Finalmente debemos recordar que en la democracia, la mayoría siempre gana!!!