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Democracia a Mano Alzada

Jaime Santoyo Castro

La democracia es una forma de gobierno donde el poder se ejerce por el pueblo mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones; y el  mecanismo fundamental de participación de la ciudadanía es el sufragio universal, libre y secreto, a través del cual se eligen a los dirigentes o representantes para un período determinado, o se toman decisiones.

La democracia es también un sistema de vida, y para que opere adecuadamente debe garantizar el respeto a los derechos humanos, la libertad individual y de asociarse, la igualdad ante la ley, la libertad de prensa y opinión, etc. 

El artículo 39 de la Constitución mexicana, dice: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de este….” 

El poder de decisión en los asuntos públicos, se lo otorga la Constitución a las mayorías y la decisión popular debe manifestarse a través del sufragio y ¡¡de ninguna otra manera!! No se trata de una atribución otorgada a alguna persona en particular para que de forma autoritaria conduzca la voluntad popular, como últimamente lo viene haciendo el Presidente AMLO, que en alguna reunión o evento público, le expone a los asistentes algún tema o asunto de la importancia y trascendencia que sea, y les pide que levanten la mano para manifestar su acuerdo o su desacuerdo con lo planteado. El Presidente impone la decisión a Mano Alzada, propia de las decisiones infantiles en los salones de clase, que no sólo representa una burla a la democracia, sino un daño a nuestro sistema de gobierno y de vida, pero también a los intereses de los diversos sectores de la sociedad, que ven que sus planes y proyectos, sus ideas, sus propuestas o sus necesidades, se resuelvan de forma tan poco seria y con tal informalidad. Resolver de esa manera el tema del Tren Maya, o las Relaciones con el país más poderoso del mundo, o echar abajo la esperanza del Metrobús en Durango, sólo revela menosprecio por la ley, y revela de manera cruda la personalidad de un Presidente intolerante y decidido a hacer su voluntad, y no la de las mayorías. Ojala y recordemos el principio de Legalidad y ¡¡nos conduzcamos por ese camino!!