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CONFLUENCIAS

Arturo Gutiérrez Luna Unidad de Estudios Jerezanos

Irse es nunca llegar La migración y el desarraigo impactan sobre la vida de Francisco Larroyo, adicionalmente, devienen en rasgadura. Tal desarraigo marcará la primera infancia y juventud del intelectual jerezano. Temprano la familia Luna Arroyo ha de emprender la expedición hacia nuevos derroteros.

En edad temprana debe emprender la marcha hacia la ciudad de México. Arribarán a una comarca ajena, agreste en medio de la cual se imaginará un ser distinto y enriquecido. Cuando cuenta con corta edad se instalan en medio de la gran ciudad de México. Son años en que estará atento a ser mejor.

En los años formativos se concentrará en la superación de sus expectativas. Se enfocará en crearse en lo posible como mejor versión de sí mismo. Irá a superarse a sí mismo. Aquí fue fraguada su formación hasta la maestría. La transformación más radical y sutil ocurrirá a propósito de su descubrimiento de la lectura y su ulterior asiduidad cómplice. Se convierte en artero lector. Experimenta la lectura como refugio.

Con esta práctica fundará una expedición la cual no concluirá sino hasta el final de sus días. Intelectual desarraigado que encuentra su patria en los libros, Larroyo cae en la cuenta de la libertad procurada por la lectura, de la que se desprende en formulaciones críticas, por cuyo ejercicio aprende a liar ideas en nudos argumentales, tal como si se tratara de despliegues discursivos con ajustes lógicos y remates de retórica.

Durante ese desarraigo, se involucra en la escritura, persiste en la reflexión de ideas, estructura sus reflexiones a la periferia de la historia de las ideas. Su práctica de la escritura se sostiene con la mesura y se despliega con prudencia de quien se encuentra frente al milagro de la cultura.

Resultado de tal práctica lectora militará en la difusión de las ideas, en la propagación de la cultura del encuentro y la conversación. Nunca se insistirá lo suficiente al decir que Francisco Larroyo fragua entre su público lector una forma de lectura. Hay una propuesta de lectura crítica. El filósofo jerezano aspira a instruirnos en ese acercamiento mágico. No sólo se trata de inspirar en la toma de conciencia sobre el aporte de la conversación en la vida, sino que el jerezano sugiere que es necesario persistir hasta crear una cultura nueva. Desde esta perspectiva, la que pudiera llamarse afición lectora ha de convertirse en disciplina en esa toma de conciencia.

En realidad el intelectual jerezano está trabajando por la conciencia en el rescate del bien cultural. El bien cultural en sus manos cobra una importancia acuciosa y urgente. Larroyo está planteando un tipo de intelectual ocupado más en la reflexión que propicia conversaciones para la solución de problemas. Pensar que, al tiempo que explica, interroga. Sus trabajos se orientan en los años 1930s en la comprensión de cuestiones éticas, emprendimientos pedagógicos y explicaciones filosóficas. Son años de formación como docente, como filósofo.

Las suyas son obras en las que irá templando un pensamiento útil y comprometido con la circunstancia. En todo caso, Larroyo propone el ejercicio del arte inquisitivo impulsado por parte del intelectual jerezano en sus obras.

En suma, para honrar la memoria del más eminente filósofo jerezano, en su aniversario luctuoso, sugiero difundir su obra para que comunicarla a las nuevas generaciones mediante la edición de sus ensayos, hasta ahora dispersos; asimismo, propongo rescatar los Estudios preliminares, las Introducciones y prólogos preparados ex profeso por el pensador a diversas obras clásicas de la filosofía y la cultura, porque su alto y sagaz pensamiento continúa vigente por su profundidad y mira estratégica.

A fin de cuentas, sus reflexiones adquieren mayor consistencia al circunscribir sus opiniones a, por, para los libros y la cultura.