Navegar / buscar

CONFLUENCIAS

Arturo Gutiérrez Luna Unidad de Estudios Jerezanos

Existe un grave problema en cómo se ha abordado hasta ahora a Larroyo; es la cuestión de la mirada parcelaria según la cual se le estudia parcialmente. Una ausencia que duele en diversas publicaciones biográficas de la región es la de Francisco Larroyo. Falta la semblanza, siquiera sea en líneas generales.

En aquel diccionario de personalidades ilustres zacatecanas1 la pasmosa producción de Francisco Larroyo provee la ocasión para que se cuele por lo menos un párrafo. En otra publicación2 , como la del profesor Salvador Vidal su prodigiosa obra del ilustre filósofo jerezano no alcanza ni para un renglón.

En cierto modo, tales grises renglones lo han convertido en fantasma. Salvo honrosos casos como los de Edmundo Escobar3 y Muñoz Aréchar4 , los olvidos predominan en la literatura biográfica regional. No obstante tales ausencias en la literatura biográfica regional, Larroyo prevalece gracias a su prodigio intelectual pertinaz y de probado rigor.

El debate de ideas la alienta Larroyo desde la oportunidad de la conversación más profunda posible. El conflicto con los materialistas, socialistas; la escritura de L sobre en tono de polémica se apunta contra los socialistas. Habría que pensar si ello no significa un posicionamiento político y cultural desde una perspectiva política.

¿Cultura editorial y conversación? Necesitamos comprender que Francisco Larroyo está inventando una perspectiva cultural para la solución de los problemas críticos de la sociedad. Lo hace a partir de la invención de una cultura editorial enfocada en la difusión y la discusión de las ideas precisas que inciden en la solución de problemas importantes.

El trabajo intelectual del filósofo jerezano reivindica el pensar profundo de todos los tiempos. La apuesta en forma de libros supone para el jerezano la ocasión de reivindicar la cultura de todos los tiempos. La colección de autores clásicos de las que se ocupa asimismo perfila una valoración de las mejores ideas de la cultura clásica. Su labor pretende llamar la atención de las ideas y la incidencia para la solución de problemas.

Se trata de la concitación de la conciencia de las ideas en la interacción más inteligente. Converger con el pensamiento de los autores clásicos supone el respeto por su perspectiva, su método y su aporte. Confluye para propiciar la ocasión de la crítica y que la atmósfera poderosa de horizontalidad e igualdad acontezca en la fórmula de la conversación. En ese sentido, Larroyo Suscribe el discurso con tal de suministrar una experiencia de intercambio de ideas.

Es discurso fraguado entre ideas y para devenir en discurso de ideas presentadas con tal de discutirlas entre iguales. Una instancia de conversación Es en este contexto que sus afanes por el diálogo y la conversación derivan en la fundación de instancias de discusión lo mismo que en la publicación de revistas y la fragua de Introducciones, prólogos y estudios preliminares.

Así, la fundación del Círculo de amigos neokantianos constituyó un hito en la introducción del pensamiento kantiano a nuestro país, además de favorecer la discusión pública de las ideas de este sistema de pensamiento mediante la traducción al español moderno de emblemáticas piezas del autor alemán, la preparación de estudios específicos y la puesta en circulación de la revista correspondiente. Según explica Guillermo Hurtado, el neokantismo fue una escuela de pensamiento que legó a constituirse en un movimiento filosófico de tradición en la cultura mexicana.

El neokantismo fue una corriente que, si bien llegó tarde a México y fue vista con recelo por el grueso de la comunidad filosófica, desempeñó un papel de cierta relevancia en la vida filosófica mexicana durante varios años. Los neokantianos mexicanos protagonizaron, a partir de 1936 y hasta bien entrados los años sesenta, la reacción más tenaz contra las doctrinas cultivadas por los filósofos mexicanos de más renombre en aquella época y, también por sus colegas españoles exiliados.

En contra de aquellas doctrinas (como el historicismo o el existencialismo), los neokantianos propugnaron por una filosofía científica y antimetafísica (coincidiendo, en algunos puntos, con las críticas que los marxistas y, más adelante, los analíticos hicieron a estas mismas doctrinas). 5

De acuerdo con Larroyo, el pensar investigativo resulta en una tentativa metodológica inquisitiva que apuesta por el despliegue del trabajo reflexivo. En tal contexto, se publica la revista, pero asimismo se publican una serie de estudios encargados a diversos autores.