Navegar / buscar

Atender las formas

Irene Escobedo López

Para bien o para mal, las buenas maneras siguen siendo bien apreciadas. Se aplican en muy diferentes contextos y subsisten como símbolo de respeto y de excelencia. Son un modo culto de mostrar civilidad dentro de una sociedad.

Las buenas maneras se aplican en ámbitos religiosos, sociales, culturales y políticos y se pueden aprender de manera espontánea y natural, aunque algunas reglas sobre el buen comportamiento han surgido a partir de textos como el Galateo o de leyes, así como de los protocolos de Estado y aparecen hasta en los proverbios y versículos bíblicos.


Cuando nada de lo anterior convence, hay todavía otras alternativas aplicables ‘para quedar bien’ pero sobre todo para denostar respeto a los demás y por ende, a uno mismo y son el actuar con formalidad o atendiendo las reglas sociales. Pero si tampoco esto es atractivo, queda otra posibilidad, el comportarse con prudencia, con lógica y de manera razonable, es decir con sentido común.


Si nada de lo anterior es aplicable, entonces estamos hablando de AMLO, que con total espontaneidad y con claro afán de no rendirle pleitesía, se plantó mal sentado y con una postura sumisa, delante del presidente de los Estados Unidos, Que para López Obrador no es importante el cómo se debe comportar o sentar un presidente, no nos sorprende. Para él, no es ni siquiera trascendental que el país viva en una barbarie, mucho menos atender las formas.


Cuando se es el presidente, la investidura no es solo un acto formal, pasa a ser parte de la conciencia del ser, es una actitud una conducta, es presencia, representación, decoro, dignidad, conceptos que para la 4T quedaron en desuso.