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Arte y magia

AMPARO BERUMEN

El amor, como el arte, devuelve proporción exacta

 de la emoción que se le pone: uno encuentra lo que busca

 de la emoción que se le pone: uno encuentra lo que busca..

 Tina Modotti

El puerto con su imagen cálida y repetida y a veces inadvertida, ha ido adquiriendo con el tiempo la impronta cultural de sus pobladores. La cotidianidad se encuentra preñada del presente con sus claroscuros. Y en medio de la gente puede darse también una lógica individualista y buscar la identidad propia, separada (si es que a veces quisiera uno aislarse) de la sociabilidad con toda su compleja estructura que, a final de cuentas y contra lo que se diga, seguirá manteniendo la cohesión de grupos, por la estricta razón de que aquí se encuentran atrapados los sueños colectivos. 

El enraizamiento de la cultura en Tampico ha podido emanar igualmente de una lealtad al suelo que se pisa, ya por haber nacido aquí o por ser esta tierra nuestra casa hospitalaria. Lo anterior no es una idea simplista si realizamos el acto de mirarnos hacia dentro…

Este escenario trae de nuevo a mi mente la figura  inacabable de Alejandro Jodorowsky, el chileno que mucho me robó el sueño en los años aquellos de El Topo (“cambié el revólver por una red para cazar mariposas”). En su libro La danza de la realidad, Jodorowsky ofrece “un manual de herramientas terapéuticas” que él ha llamado “psicomagia”. Al hablar del arte, el autor relata que en una etapa de su vida empezó a ver el mundo teñido de miseria. Comprendió entonces que estaba engendrando un arte neurótico, producto de su enfermedad: “Pensé que más que artista, era un bufón. Y durante dos años me paralicé y no hice nada”. Bajo ese estado anímico, sin ser muy apegado a lo religioso se acercó al Evangelio “sólo por probar qué dicen los textos sagrados”, encontrando que lo primero que hace el personaje mítico de Jesús es curar: “El arte, para mí, sólo es arte cuando cura. Tengo que conducir el arte a la terapia. La mayor enfermedad en el mundo no es la económica ni la espiritual, sino que es la emocional” –asegura. Y consciente de ser una voz en un universo que podría no aceptar esta tesis, Jodorowsky expone sin embargo que arte y magia, siempre en relación, se complementan con la terapia…

Lo dicho por el creador chileno me da también oportunidad para ratificar que el arte se presenta en este tiempo de apresuramientos y avances tecnológicos, no como solución a nuestros agobios, sino como un recordatorio de que el espíritu demanda de lo bello en sus desemejantes honduras, debido a que todo amante del arte puede identificarse con estas manifestaciones derivadas de las más íntimas necesidades humanas. Leamos a Vicente Huidobro:


Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata,
estamos en el ciclo de los nervios,
el músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

A manera de colofón, hay que decir que nuestros avatares los padecemos por razones muy específicas: no hemos encontrado en nuestro país el hilo conductor que incorpore a los planes educativos, de una vez por todas, estos valores que se han hecho a un lado. Que lean y bailen y canten los niños, y prediquen los jóvenes en las escuelas. Esto es lo deseable. 

amparo.gberumen@gmail.com