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Alianzas de clase, no simple fusion de corrientes

  • Jaime Santoyo Castro

En el proceso electoral que está en marcha, nos sorprende la facilidad con la que se unen diversas corrientes políticas de aparentes ideologías contrarias entre sí, que van contra natura. No son alianzas de clases, sino simple fusión de corrientes.

En esta elección, quien aspire a gobernar, más allá de su figura personal, debe exponer como elemento central en juego, el proyecto de nación, que dé respuesta a las demandas de todos los sectores de la población. Un verdadero programa de gobierno que ubique el modelo de desarrollo.

La coalición PRI, VERDE y NUEVA ALIANZA, con un candidato sin partido es casi natural. Juntos han participado en muchos procesos, sin mayores diferencias y matices. Lo relevante es su apertura a un abanderado sin militancia partidista, prestigioso, que representa la esperanza de luchar contra la corrupción, la impunidad y la inseguridad, como principal exigencia social, y el reordenamiento general de las políticas públicas.

La integrada por PAN, PRD y MC, es a simple vista esencialmente contraria, es juntar el agua con el aceite; se ve difícil que superen sus diferencias ideológicas, lo que hace pensar que su objetivo es más arrebatar el poder a los actuales, que  una unión para cambiar a México.

La que más sorprende es la unión de MORENA, PT y PES. Ver a Morena, que se ostenta como de izquierda, con PES, de extrema derecha, es realmente increíble y más cuando AMLO afirma que esta fusión es para “no sólo buscar el bienestar material, sino también buscar el bienestar del alma”; afirmación poco seria, que nos dice que de aquí en adelante buscará obtener no solo el poder político, sino… ¡¡¡el poder divino!!!?

Ninguna de estas puede decir que es una expresión de masas e identificada con los intereses de clase alguna, salvo el PRI que aún conserva algo, (poco) de su identidad con las clases populares, con los campesinos, con los obreros y con el capital. Todos coquetean con el rostro popular y van del populismo puro de AMLO a la responsable administración de los recursos de MEADE, y al discurso simplón y sin sentido del inexperto  ANAYA.

La sociedad quiere una definición política a sus demandas. Su definición histórica no en la geometría de las izquierdas y derechas, liberales o no, sino con un proyecto claro y orientado a sectores, clases, capas y fracciones. Las razones por las que las bases de apoyo y alianzas de clase, campesinos, obreros, sectores populares, deben unirse en torno a un propósito constructivo, así como en contra de los grupos y cadenas de posiciones, corrupción, intereses, negocios, enriquecimientos e incapacidades.

Ofrecer alternativas reales, no quimeras. Capacidad de respuesta y propuesta, sin ocurrencias; experiencia para gobernar, honestidad,  convicción de servicio y lealtad a México y no una simple ambición de poder. Quizá habrá que pensar en una verdadera coalición.!!