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30 de abril, un recordatorio a la apatía

Irene Escobedo López

En un solo día, cerca de 10 mil niños en el mundo quedan huérfanos a causa de las guerras, los desastres naturales, pandemias, sequías, violencia y carencias. El daño que sufren los menores es incuantificable y México como siempre encabeza el primado de las naciones donde un mayor número de niños han quedado indefensos, sin ser tutelados, sin ingresos, sin padres y abuelos y hasta sin hogar.

Solamente a causa de la pandemia, por cada 100 decesos, 90 niños quedaron en el desamparo en este país, según publicó El Economista.  La cifra es de 244 mil 500 menores en orfandad a causa del Covid-19., la más alta en el mundo, la realidad más cruel a la que un menor se pudiera enfrentar.

Un número similar de huérfanos menores de edad podría ser atribuible al narco guerra. La revista Nexos en un ejercicio matemático, (el INEGI no hace la diferenciación) ha calculado que superan los 200 mil, los hijos de padre o madre víctima de homicidio doloso que hoy se enfrentan solos a la vida.

El doble drama está presente también en la vida de muchos niños huérfanos, cuyas madres han sido víctimas de feminicidio, son cerca de 23 mil menores en México que no solo se quedaron sin madre, sino que sus propios padres o padrastros fueron los responsables. Sufren a causa de ser descendientes de una víctima y de un agresor a la vez.

Si a esto se le suma la pobreza – cerca de 20 millones de menores con graves carencias y más de 4 millones en pobreza extrema-  el día del niño tendría que dejar de ser una celebración, ahora se ha convertido en un recordatorio a la apatía, la negligencia y el desánimo con el que se tutela a los menores huérfanos de México, sobre todo aquellos envueltos en la orfandad a causa de una guerra sin fin donde priva la impunidad para las víctimas y el abandono para los pequeños que quedan en el total desamparo, sin derecho al duelo, olvidados por las instituciones y violentados hasta en sus necesidades más básicas.