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La titánica labor de descubrir y de divulgar la obra de Francisco Larroyo


Por José Muro González

Para Thomas Carlyle, insigne historiador y crítico inglés del siglo XIX, en su libro “Los héroes y el culto de los héroes” presenta a estos como grandes hombres, “pero éstos no son conquistadores, sino más bien grandes en espiritualidad y en pensamiento. Viven en actitud contemplativa, morando en los profundos entresijos del mundo, viendo a través de la artificialidad de las cosas hasta llegar a las verdades profundas. Su grandeza no emana de las hazañas sino de sus pensamientos, su filosofar, de las nuevas teorías que introducen en el mundo”.

Aun cuando el gran filósofo jerezano Francisco Larroyo fue también un hombre de acción, y prueba de ello son los importantes puestos administrativos que desempeñó dentro del gobierno mexicano y en entidades educativas destacadas como lo es la UNAM, debe ser tenido como héroe en los términos postulados por Carlyle. En Efecto, la importancia y el calado de las numerosas obras escritas que nos legó Larroyo, tanto en materia filosófica como en el campo de la pedagogía, la educación y de otras disciplinas, lo avalan como un pensador vigoroso, que fue capaz de llegar a las verdades profundas del pensamiento y cuyas obras y teorías representan un hito en la historia de la cultura nacional, además de haber dado pie no sólo a importantes reformas del sistema educativo, sino que incluso sirvieron de base para la lucha tendiente a revertir los altos porcentajes de analfabetismo en el México posrevolucionario.

 No obstante los grandes logros alcanzados por este notable intelectual jerezano, pareciera ser que las autoridades, en el pasado, le regatearon su auténtica condición de gran prócer, pensador y verdadero agente de cambio; su figura permaneció largamente soterrada, manteniéndosela en una especie de ostracismo. Aun ahora, si bien se han dado ya pasos interesantes por el gobierno municipal para dar a conocer a la población jerezana la figura de Larroyo, dada la importancia y la trascendencia de la obra larroyana, pareciera ser urgente la intensificación de las acciones tendientes a llevar a cabo una auténtica revaloración de este gigante intelectual zacatecano de Jerez.

Si retomamos lo establecido por el gran historiador británico Thomas Carlyle, según se indicó al principio de este texto, un personaje del tamaño de Larroyo debiera ser considerado como un auténtico héroe a quien se debe honrar y respetar, y de cuya trascendente obra se debe dar cabal cuenta. Afortunadamente, en Jerez empiezan a surgir personas seriamente interesadas y comprometidas para lograr tal finalidad. Ese es el caso del Doctor Arturo Gutiérrez Luna quien, a través de múltiples frentes de trabajo, se ha convertido en el investigador más avezado en la temática larroyista y quien, como apto e incansable gambusino, ha explorado y encontrado vetas preciosas, susceptibles de ser explotadas, en el rico mineral que constituye el pensamiento desperdigado de Larroyo, y sobre las cuales, generosamente, ha tratado de alcanzar su divulgación en forma tenaz.

En efecto, el Dr. Gutiérrez, primeramente, a través de su valioso y revelador estudio titulado “Derivas. Francisco Larroyo. Iluminación e Incidencia”, abrió brecha en la tarea de difundir el gran aporte a la cultura por parte de este genial autor. De igual forma, por medio de su columna periodística llamada “CONFLUENCIAS”, semana a semana, el mismo divulgador nos descubre novedosas facetas, recién descubiertas por él, en el amplio repertorio de la obra larroyana. No deja de ser de gran valor, por último, el diplomado que semanalmente imparte el Dr. Gutiérrez a un puñado de jerezanos interesados en la vida y obra del filósofo jerezano, con quienes comparte sus más recientes hallazgos del tema que nos ocupa.

Sin embargo, a juicio del Dr. Gutiérrez, resta mucho por hacer todavía para lograr una cobertura completa en el conocimiento tanto de la vida personal de este sinigual intelectual, como de su significativa obra, además, desde luego, de deber efectuar el respectivo estudio de los nuevos hallazgos. Entre las tareas pendientes más importantes para lograr ese fin se encuentran las de realizar una investigación rigurosa del voluminoso archivo personal de Larroyo que se encuentra bajo la custodia de sus descendientes, así como la de llevar a cabo la revisión y el estudio del gran número de artículos periodísticos que él escribió para la prensa capitalina al cabo de muchos años y que obran en la Hemeroteca Nacional.

Haciendo un balance del avance logrado en el estudio y la divulgación tanto de la vida de este gran pensador como de su obra se puede considerar que no ha sido fácil el camino recorrido y que restan muchos escollos que se deben sobrepasar todavía para llevar dicha empresa a buen fin.

Debe haber, por lo tanto, un gran impulso en la realización de estas tareas pendientes, a través de las cuales se pretende rendir el debido homenaje a Francisco Larroyo, recordando que este notable intelectual y educador jerezano está a la espera del libro definitivo que lo sitúe como auténtico héroe, a la altura de la cultura y la educación de México.