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Vacuna contra la encuestitis

Jaime Santoyo Castro

Difícil la situación que la población vive en la actualidad, luchando contra la pandemia del COVID-19, protegiéndose de la inseguridad, cuidando su negocio o actividad económica, cuidando su empleo, ayudando en las tareas a los hijos, defendiéndose de las llamadas de los que promueven las tarjetas de crédito, etc y llega otra calamidad, que es la guerra de las encuestas y sondeos de opinión en torno a los procesos electorales.

En Zacatecas el 6 de junio elegiremos gobernador, diputados locales, Ayuntamientos, y diputados federales. Es decir; 4 elecciones en una, y en cada cargo, los candidatos o candidatas querrán medir en diversos momentos previos a la elección, el grado de identificación y/o de simpatía que tienen con el electorado. Cada aspirante puede encargar la realización de encuestas, y la mayoría se realiza por vía telefónica, (y por cierto nosotros no sabemos de dónde obtienen nuestro número), de manera tal que la población debe resistir las llamadas, que nos llegan en ocasiones estando enfermos, ocupados en nuestro trabajo, en el hogar, manejando, estando en una reunión, en una ceremonia religiosa, en la mañana, a mediodía, en la noche, etc.

No podemos identificar la procedencia de la llamada, y en la mayoría de las ocasiones la contestamos porque creemos que puede ser algo importante relacionado con nuestra familia o nuestro entorno y no lo es; lo que implica una seria intromisión contra nuestra vida privada y atenta contra nuestra tranquilidad.

No estoy en contra de las encuestas o sondeos, porque es un instrumento que ayuda a los candidatos, a los partidos políticos e incluso a los gobernantes a tomar decisiones y a reorientar sus acciones, a la vez que informa a la ciudadanía del rumbo de la elección, pero ello no debe quebrantar la tranquilidad y la armonía social, por lo que debe regularse, de manera tal que las encuestadoras sean registradas ante los organismos electorales y creo que mucho ayudaría que publicaran los números telefónicos desde los que van a llamar para decidir libremente si contestamos o no. Si vemos el virus de la encuestitis y no queremos adquirirlo, nos vacunamos no contestando, pero necesitamos conocer sus teléfonos.