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Todos los días La Poesía

Amparo Berumen

El devenir fue permitiendo que las desavenencias entre la poesía “pura” que representó Juan Ramón Jiménez, y la poesía “material” que pudo haber representado Pablo Neruda, quedaran superadas. Porque en la poesía nerudiana habita el hombre sin rescisión como personaje principalísimo.

Y su voz modula tonos que repasan toda la escala musical, multiplicándose como se multiplican los instantes. Con Residencia en la Tierra, Neruda había alcanzado mayor profundidad, su aliento lírico se deslizó aromando toda Hispanoamérica: Crespusculario, Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, Tentativa del Hombre Infinito, preludiaron esa fuerza expresiva…

En 1945, Pablo Neruda fue electo senador nacional por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. El seis de enero de 1948 pronuncia en el Senado su Yo Acuso, siendo desaforado y perseguido. En la clandestinidad Neruda dice para sí que los poetas están hechos de fuego y de humo, y que es este último el que mueve la pluma. Y revela: “en aquel año de peligro y de escondite terminé mi libro más importante: Canto General”.

Canto General está construido más que por el conocimiento que supone, por el pueblo que muere y revive en él. Pero los estudiosos hallan alarmante las innumerables, casi obsesivas referencias a los antidemócratas de nuestro continente.

Les ha alarmado que en el recorrido por la historia, en contraste con los libertadores, Neruda inicie la lista de tiranos con Hernán Cortés. En éste, que es también un canto de México, dice:

A Veracruz va el viento asesino En Veracruz desembarcan los caballos. Las barcas van apretadas de garras y barbas rojas de Castilla.

Y Cortés no tiene pueblo; tiene un corazón muerto en la armadura –dicta el poema: “Feraces tierras, mi Señor y Rey,/ templos en que el oro, cuajado/ está por manos del indio”. Y el invasor avanza galopando valles y cordilleras, destrozando orquídeas y jazmines… Pablo Neruda a Cuauhtémoc ha dicho:

«Joven hermano hace ya tiempo y tiempo nunca dormido, nunca consolado, joven estremecido en las tinieblas metálicas de México, en tu mano recibo el don de tu patria desnuda”

López Velarde a Cuauhtémoc había dicho:indio”.

“Joven abuelo: escúchame loarte, único héroe a la altura del arte. Anacrónicamente, absurdamente, a tu nopal inclinase el rosal”.

¿Neruda indigenista? Sólo desde su regreso a lo hispanoamericano luego de una Europa caída; luego del sacrificio de España; luego de una sanguinolenta guerra mundial. El poeta se adivina menos ortodoxo pero, cáusticamente, fue descartado como irrelevante por los escritores revolucionarios de la Cuba fidelista.

Neruda recupera su mejor perfil con su regreso a Chile al final de su vida, que todavía le reservaba los grandes avatares del siglo.

Le reservaba la caída de Salvador Allende y de la Unidad Popular el once de septiembre de 1973. El veintitrés de septiembre de ese mismo año muere Pablo Neruda (¿envenenado?) en Santiago de Chile, en tanto sus casas de Santiago y Valparaíso son saqueadas y ulteriormente devastadas por un terremoto.

Aunque otros mundos se habían derrumbado ante sus ojos, el Poeta murió sabiendo que su mundo, concebido por él como mejor, también se venía abajo… Para la memoria, estos efugios nerudianos:

“Algunos lectores creen que mi poesía es esencialmente épica, que soy solamente el autor de Canto General. Me satisface mucho poder mostrarles que he escrito cosas diferentes. No creo que la poesía tenga que ser exclusivamente lírica. Debe incluir todos los elementos, todos los sentimientos, ser la vida misma. Residencia en la Tierra me rescatará de mi leyenda”.