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Prudencia

Por José Guillermo P.H.

La prudencia se puede definir como la capacidad para analizar la realidad actual, entender las posibles consecuencias de nuestros actos y los eventos que ocurren y, en consecuencia, modificar nuestra conducta. Es también una de las virtudes centrales del catolicismo que consiste en discernir entre lo que está bien y lo que está mal para actuar en consecuencia.

Aristóteles concebía la prudencia como el poder deliberar acertadamente lo que es provechoso y bueno para el bien vivir en general, más tarde, Tomás de Aquino, consideró que la prudencia domina sobre las demás virtudes porque se especializa en conocer la realidad objetiva. Parte del presente y observa hacia el pasado en busca de experiencias, y también desde el presente con claridad sobre la situación y las coyunturas, mira hacia el futuro tratando de prever las contingencias del porvenir.

Entre mejor se conoce la realidad, más elementos se tienen para actuar con prudencia. En nuestros tiempos, gracias a los grandes avances científicos y tecnológicos, con el acceso instantáneo a información y experiencias provenientes de todo el mundo que nos da el internet, tenemos como nunca antes en la historia de la humanidad, las herramientas para ser prudentes.

Hace casi medio año, mientras Italia vivía uno de los momentos más difíciles de su historia reciente con la saturación de los hospitales a causa del coronavirus y el número de muertes fuera de control, el Papa Francisco realizó una misa al aire libre ante una plaza de San Pedro desierta. Las iglesias en el Vaticano permanecieron vacías para evitar nuevos contagios trasladando los actos religiosos al ámbito virtual. Fue un acto de prudencia y seguramente un momento que formará parte de la historia una vez que esta crisis sea superada. Podrían haber elegido un reducido número de fieles para que con precaución acompañaran a la cabeza de la iglesia católica en la bendición Urbi et Orbi, pero poner vidas en riesgo fue algo inaceptable y la prudencia prevaleció.

En Jerez, acaba de terminar el novenario en honor a la Virgen de la Soledad, se anunció que se realizarían los actos de manera virtual, sin embargo el peso de la tradición pudo más que la prudencia. Si bien las aglomeraciones no fueron ni una sombra de lo que eran en tiempos previos a la pandemia, sí se ignoraron muchas de las medidas preventivas y recomendaciones de la OMS, simple y llanamente, se pusieron vidas en riesgo.

La sociedad jerezana está bajando la guardia; a inicios de la pandemia en México, fuimos el mayor foco de contagio en Zacatecas, pero con la cooperación de la sociedad y las medidas dispuestas por las autoridades, el problema se frenó, pero aún está lejos de superarse. La propia OMS ha comunicado que el número de muertes por COVID-19 aumentará en octubre y noviembre.

Mención aparte merecen los bares y cantinas, pues en algunos de estos establecimientos no sólo se ignoran las medidas de prevención, pareciera que se hace exactamente lo contrario, pues lejos de trabajar con cupo reducido, algunos de estos sitios se encuentran por momentos tan repletos que no cabría ni un alfiler.

México, de acuerdo con las cifras oficiales, es el cuarto país con más muertes por coronavirus en el mundo rebasando las 70 mil; recordando que no se registra la totalidad de contagios pues en nuestro país se aplica un modelo centinela, las estimaciones más conservadoras ubican la cifra de muertes real en torno a los 200 mil, muy lejos ya del escenario catastrófico que según el subsecretario López-Gatell era de 60 mil mexicanos muertos. Analizando las cifras, es altamente probable que en menos de un año la pandemia habrá causado más muertes en México que la llamada guerra contra el narcotráfico en los últimos 10 años.

La única manera de superar esta difícil situación, es mediante la prudencia: por parte de nuestras autoridades civiles, nuestros líderes religiosos o espirituales, nuestros líderes de opinión, pero también la de la sociedad entera.