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La Mística Danza

Amparo Berumen

Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento

y de la danza me ha venido seguramente de las olas…

Isadora Duncan

Se considera probable que, remonta a los albores de la danza, el hombre haya bailado en solitario. Y en su intuición augural descubrió el hombre que el movimiento rítmico producía en su interior una sensación mística, extática, un estado de expresión desconocido, una emoción que podía reavivarse cuantas veces repitiera su baile. Y fueron surgiendo, entonces los ritos y las ceremonias…

La danza surgió en todas las culturas de la observación de la Naturaleza y del Universo. Entre los hebreos era concebida máximamente religiosa. Documentos antiguos evidencian que a través de estas representaciones, los ancianos sacerdotes del antiguo Egipto transmitían el misterio de las doctrinas a sus sucesores, buscando con ello transformar las fuerzas oscuras en energía creadora. Cantos y danzas como ofrenda en los templos, eran ejecutados por bailarinas que hacían sonar sus sistros y tamboriles, impregnando el ambiente de olorosos perfumes. Es también en Egipto donde se encuentran los primeros testimonios de este arte como mero entretenimiento.

De antiguo la danza fue también en Oriente vehículo de expresión religiosa. En la India cada templo tiene sus devidassis, jóvenes hermosas escogidas desde la infancia para permanecer eternalmente adscritas como asistentes y danzarinas rituales, que honran con sus movimientos la ronda de las estrellas y todos los misterios del Universo. El cuerpo instrumento del pensamiento, forma infinita de expresar las verdades y las ocultaciones…

No te atormentes por su corazón, corazón mío; conténtate

si la música es verdadera, aunque no se pueda fiar en la palabra;

disfruta de la gracia que danza, como un lirio, sobre la mentirosa

superficie ondeante, y sea lo que fuere de lo que vive allá en el fondo*

La danza llegó a alcanzar en Grecia aplicaciones nunca imaginadas en el ámbito espiritual y formativo, surgiendo de esta disciplina el Teatro con sus incalculables develamientos. Con el paso del tiempo los romanos –imitadores de los griegos en muchas cosas– adoptaron estas artes, y así la danza se consideró inmoral y fue desterrada de los templos, al extremo de casi conseguir los opositores su remoción de las iglesias de Europa y América en el siglo XIX.

De todas estas expresiones nacieron las danzas grupales con sus caprichosos diseños geométricos, y celebró la Humanidad todo acontecimiento danzando: desde el nacimiento de un niño hasta el inicio de la siembra o la cosecha, la caza o la guerra, con ritmos y delineaciones que expresaban el origen de la celebración.

Como todas las artes, la danza retorna con el Renacimiento y aparece en los palacios como forma de recreación. De la primera academia de música y danza fundada por Luis XIV en 1661, florece lo que hoy conocemos como ballet. A medida que esta disciplina se veía más complicada y los pasos más difíciles para los cortesanos, su construcción se limitó a los ejecutantes profesionales, quienes originariamente eran hombres portando máscaras. La incursión de las mujeres en este orden, determinó finalmente la preeminencia de la figura femenina. A finales del siglo XVIII se indujo a los danzarines a olvidar las caretas y los trajes rígidos, y pudieran de esa forma adoptarse expresiones y movimientos excepcionales.

Tras esta especie de edad de oro declinó nuevamente el ballet hasta alcanzar en Rusia, en la corte de los zares, una nueva fisonomía y vitalidad. El Lago de los Cisnes y Giselle, son muestras irrebatibles del oficio de danzarines, coreógrafos, diseñadores y compositores notables. El ballet ruso implantó gran fama en Europa y América con Scheherezade, El Pájaro de Fuego y El Príncipe Igor. Esta influencia aún domina en el firmamento dancístico, en el que se adivinan figuras verdaderas e inolvidables como la de Ana Pavlova.

Desde 1933 la danza ha tenido un constante desarrollo en Europa y América. Por su arte exquisito retengo en esta línea al Ballet de Alicia Alonso, que ha llevado el nombre de Cuba a los más altos escenarios. Mas… antes del resurgimiento del ballet nació la danza contemporánea y nació Isadora  y con ella una leyenda cautivadora. Isadora Duncan vuelve la mirada hacia la danza griega de la época de Pericles, la distrae para sí, e imprime en su rítmico paseo el clima legendario, la fantasía, el idealismo y la desmesura. Ignorando los tutus, las zapatillas de punta y los corpiños ajustados, interpretó su baile descalza, con túnicas holgadas. La libertad y la claridad de sus oscilaciones asombraron por el contraste con el rígido ballet. Encantadora fiel a la música y al exotismo, Isadora bailó y bailó desenfadada sus expresivos movimientos. Fue ella la primera en traer a sus danzas la música de los grandes como Beethoven, Bach, Brahms… Aunque nunca fundó escuela ni dejó discípulos, la influencia de sus innovaciones, de sus improvisaciones opuestas a la voz académica, sigue siendo reveladora. Para Isadora Duncan todavía en marzo, deshilvano de un poema de Benedetti los dos versos finales:

        La mujer que tiene los pies hermosos

sabe vagabundear por la tristeza.

*R. Tagore.

amparo.gberumen@gmail.com