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La justicia que no es justicia

Irene Escobedo López

En términos de violencia, este 2022 arranca con cifras desesperanzadoras, tras un 2021 de cifras amargas, -las más elevadas en los últimos siete años- 74 por ciento más delitos contra la vida que en 2015. Hace 6 años los niveles de violencia parecían aún contenibles, pero basto el cambió de gobierno para que en 2016 se duplicara la cifra hasta paulatinamente llegar en 2020 a 920 asesinatos y rebasar toda expectativa en 2021 con mil 352 homicidios.

El número de homicidios que ocurren en Zacatecas pareciera no tener importancia de frente a los más de 40 mil que ocurrieron en México en 2021, pero destaca cuando las estadísticas, al menos aquellas oficiales, nos colocan como el segundo estado con mayores niveles de homicidios, a razón del número de habitantes, es decir que por cada 100 mil habitantes en Zacatecas se cometen 62.58 muertes dolosas.

El camino que tuvo que recorrer Zacatecas hasta llegar a esta dolorosa cifra de mil 352 homicidios en tan solo un año es sin duda el de la impunidad. México Evalúa la coloca en un 76.6 por ciento que, sorpréndase usted, pese a toda la barbarie, es el más bajo del país. A nivel nacional los delitos no resueltos rondan el 94.8 por ciento.

Si estos son los resultados cuando la “justicia funciona” que podemos esperar que suceda, al ritmo que avanza la delincuencia en Zacatecas, cuando la fiscalía siga incrementando la carga de trabajo y además tenga casos no judicializables por falta de elementos de prueba. Estaríamos pronto de vuelta a aquella realidad de 2019 cuando los índices de violencia respecto a 2015 se incrementaron en un 60 por ciento y la impunidad para el estado sobrepaso el 91 por ciento.