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Gobernar para el pueblo

Por José Guillermo P.H.

Zacatecas es uno de los estados con peor desempeño económico del país; de acuerdo con la plataforma Data Coparmex, nuestra entidad tuvo una tasa de crecimiento de -1.2% anual para el último trimestre de 2018, es decir, la economía de Zacatecas en lugar de crecer, se hizo más pequeña colocándose como el quinto estado con menor crecimiento -crecimiento negativo, en este caso-.

Esta misma plataforma presenta datos sobre los índices de aprobación de los distintos gobiernos estatales, una vez más Zacatecas se encuentra en el “top” de los estados peor evaluados entre el sector empresarial, solamente 9 de cada 100 creen que el gobernador Alejandro Tello está cumpliendo con su trabajo; Zacatecas es el cuarto estado peor calificado de México en este aspecto, solamente por debajo de Morelos, Baja California y Chiapas, es decir, únicamente hubo tres gobernadores en el país con peor desempeño que Tello: Cuauhtémoc Blanco, Francisco Vega de Lamadrid -quien está por concluir su mandato- y Rutilio Escandón Cadenas.

Estos datos hacen evidente que es urgente para el gobierno de Alejandro Tello reordenar sus prioridades, pues en los últimos meses se le ha visto más empeñado por quedar bien al interior de su partido en donde un significativo grupo no termina por aceptarlo, que por realizar acciones de gobierno relevantes. Ha hecho cambios en su gabinete pensando en su partido, pero no en su estado; cambios que buscan tener satisfechos a militantes del Revolucionario Institucional pero que para nada parecen tomar en cuenta a la mayoría de los zacatecanos, que es para quienes debe gobernar.

Un ejemplo de esto son dos expresidentes municipales conocidos por haber endeudado escandalosamente a sus municipios: Carlos Peña y Roberto Luévano. A pesar de los múltiples señalamientos que se realizaron constantemente en su contra y luego de que resultaran perdedores en el pasado proceso electoral, Alejandro Tello decidió incorporarlos a su gobierno en una medida eminentemente política y que poco tiene que ver con sus capacidades técnicas para desempeñar dichos cargos. Más aún, se trata de personajes que con sus acciones como funcionarios públicos demostraron ser contrarios a la filosofía de responsabilidad financiera que busca proyectar el actual gobierno de Zacatecas.

Pero no son los únicos; hace un par de meses se liberaron casualmente tres vacantes en la Secretaría de Educación pues según dijo la titular de dicha dependencia, Gema Mercado, los tres renunciaron. Los puestos fueron ocupados por más excandidatos perdedores del PRI y por Pancho Escobedo, quien fue un muy deficiente Secretario de Gobierno durante el mandato de Miguel Alonso, quien tras dejar ese cargo fue un aún más gris diputado federal de quien nadie sabe qué hizo más allá de “regalar” -con dinero del pueblo, claro- unas cuantas cubetas de pintura, es más recordado por sus promesas de campaña tan fuera de la realidad, como que traería el Gasoducto a municipios como Jerez.

A pesar de los antecedentes y la formación del gobernador Alejandro Tello en el sector privado y financiero, la realidad es que los resultados para nuestro estado no son para nada alentadores en materia económica, lo que se traduce en una desaprobación cuasi unánime por parte del motor de cualquier economía de mercado: el sector empresarial.

A la mitad de su mandato, el gobernador aún puede demostrar que quienes lo apoyaron y confiaron en él no estaban equivocados, una parte importante del empresariado creía que por sus antecedentes, Tello Cristerna sería un importante impulsor de la economía zacatecana, optimismo que se extendió a los primeros meses de su gobierno; ahora se sienten defraudados.

El desarrollo económico de Zacatecas podrá comenzar a acelerarse cuando se comience a hacer política para gobernar, y no a utilizar el gobierno para hacer política. Las prioridades hoy están invertidas y eso no puede sostenerse por mucho tiempo más.