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El tono del debate

Jaime Santoyo Castro

Hace unos días fuimos testigos del debate escenificado por los candidatos de los Partidos Demócrata y Republicano a Presidente de la nación más poderosa del mundo. Todo indicaba que veríamos las posturas ideológicas de cada partido; un interesante intercambio de ideas y propuestas de política económica y social, y que estaría orientado a conquistar la voluntad de los diferentes sectores de esa nación, particularmente de los grupos económicos, con especial énfasis en la clase media y uno que otro anzuelo para la población migrante, pero nada de eso vimos.

Un ejercicio magnífico de la democracia, que tenía la atención de todo el mundo, fue desperdiciado lamentablemente por Joe Biden y Donald Trump, quienes se empeñaron en exhibir un rostro de la política que es muy distinto a lo que los viejos cánones establecían para estos menesteres, desacralizando de una vez por todas la formalidad, el orden, la disciplina, la seriedad y la propuesta, y mostraron de la política una nueva cara que es la de moda: una cara sucia, de mal gesto, tramposa, de ingenio, pero vana; ¡¡de valentones de barrio!!

El tono del debate fue la descalificación, el ataque artero, el arrebato de la palabra, la ocurrencia y la rudeza, con una irrespetuosa invasión a los miembros de la familia, como tratando de demostrar quien es el más valiente, el más agudo, o el más rudo. Parecía que estábamos viendo un intercambio verbal entre dos boxeadores próximos a enfrentarse por el Campeonato Mundial, y no de dos candidatos a gobernar a los Estados Unidos de Norteamérica.

De Trump no nos sorprende, porque esa es su personalidad; por eso se caracteriza, pero no es el estilo de Biden, quien como Vicepresidente siempre mostró un perfil cuidadoso, respetuoso y serio. Se enganchó y cayó en el juego de Trump, subiéndose al ring a golpetear y deslució, perdiendo una valiosa oportunidad de convencer o de consolidarse como el favorito, cuando menos en este primer debate.

Nos hizo recordar aquellos debates entre López Obrador y Fox, o López Obrador con Ricardo Anaya y las expresiones de “cállate chachalaca”, Ricky Riquín, etc, que no fueron bien recibidos por la sociedad, pero el concierto de epítetos que se lanzaron Trump y Biden excedieron todos los límites. Ojalá y el próximo debate sea diferente.

*Fotografía: AFP*