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El Origen de la bicicleta

Este vehículo de pedales con dos ruedas es considerado el más eficiente en su género al momento de transformar la energía humana en movimiento. Su nombre proviene del francés bicyclette, bicicleta’, compuesto por bicycle –– de bi– ‘dos’ y el griego kýklos ‘rueda’ –– más el sufijo diminutivo –ette ‘pequeña’. Por Ana Sofía Ramírez Heatley

‘CABALLO’ SOFISTICADO

El primer antepasado de la bici, un vehículo de dos ruedas dispuestas en línea e impulsado por el ser humano, fue el velocípedo o draisiana (draisienne), nombre que honraba a su inventor alemán Karl von Drais de Sauerbrun. Esta estructura de madera permitía que el peso de la persona se mantuviera estable, lo que disminuía el esfuerzo y aceleraba el paso al propulsarse con los pies. En 1817 von Drais consiguió recorrer 14 kilómetros con su máquina andante.

La draisiana (ca. 1820) era el primer vehículo de dos ruedas dispuestas en línea, y el primer vehículo práctico de propulsión humana.

Un año más tarde Denis Johnson, de Londres, mejoró y logró patentar esta máquina, semejante a un caballito de madera; con ello consiguió muchos adeptos, particularmente nobles y personajes pudientes, quienes despertaron el interés y burla de algunos caricaturistas, quienes empezaron a llamarla dandy horse.

No obstante el éxito inicial, su producción sólo duró seis meses, pues pronto surgieron preocupaciones acerca de las consecuencias que el uso de este mecanismo andante tendría en la salud de los usuarios, además de que resultaba ser poco práctico en caminos difíciles. La draisiana ha resurgido en el mundo contemporáneo como bici de entrenamiento para los niños que aún no consiguen mantener el equilibrio en una bicicleta estándar.

VELOCÍPEDOS RENOVADOS

Fue el herrero escocés Kirkpatrick Macmillan quien en 1840 añadió las palancas de conducción y los pedales a la draisiana. Estas innovaciones permitieron a los ciclistas impulsarse mediante los pedales, sin necesidad de colocar los pies en el suelo. He aquí que nos encontramos frente a la primera bicicleta propiamente dicha, cuya rueda delantera solía ser más grande que la trasera. Otro escocés más, Gavin Dalzell, creó un modelo mejorado de esta máquina hacia 1846, mismo que se dio a conocer con el nombre de dalzell y fue utilizado ampliamente en Inglaterra.

PARA JÓVENES AVENTUREROS

Otro modelo que a pesar de sus avances también puso en riesgo la integridad de los ciclistas fue el desarrollado por James Starley en 1871. Si bien es cierto que el vehículo de Starley fue el primero en presentar el estándar de diseño para la bicicleta original (britannica.com), la altura de su rueda delantera –medía 122 cm mientras que la trasera únicamente 76– lo volvía potencialmente peligroso para aquel que tuviera la mala suerte de sufrir una caída.

En la época estas bicis se consideraban aptas sólo para jóvenes aventureros, ya que se requería de gran maestría para trepar al asiento –ubicado en la cima de la rueda delantera– además de que el ciclista corría peligro de salir catapultado hacia delante por las irregularidades del camino.

UNA OPCIÓN MÁS SEGURA

En 1885 John Kemp Starley, sobrino de James Starley, diseñó una alternativa más segura y cómoda para los usuarios, en la que disminuyó el tamaño de la rueda delantera, integró la cadena y bajó el centro de gravedad. Las ventajas: mayor estabilidad, posibilidad de frenar y facilidad para ascender y descender de ella. Fue llamada Rover Safety en honor a sus cualidades.

Y SE HIZO EL NEUMÁTICO

En 1888 John Boyd Dunlop, un veterinario escocés radicado en Belfast, introdujo el neumático, que hacía a los paseos en bicicleta más cómodos, a la vez que redujo la resistencia de las llantas al rodar. El invento tuvo tal éxito que hacia 1893 prácticamente todas las bicicletas nuevas tenían ruedas de neumático, lo que incrementó de manera considerable su popularidad y convirtió a este vehículo en una seria alternativa para sustituir el caballo.

Información Revista Muy Interesante México, edición 2017