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Eclectis

Por Raymundo Carrillo

Las cambiantes circunstancias políticas por las que atraviesa la Nación, son inéditas y no se ven precisadas en el sistema que, bien o mal conducido, ya se traducía a partir de presupuestar o de pre-planear lo que se intentaba hacer. En la nueva perspectiva, no hay planeación, no hay presupuesto o previsión. Muchas veces se ha señalado en los distintos niveles, estratos, sectores, segmentos y cualquier otro sinónimo que señale parte de la sociedad o población, el que, la presente “cuarta transformación” no lleva rumbo mayor o mejor definido que no sea la asistencia económica de adultos mayores -cosa a la que no se opone traba u obstáculo alguno-; también está el asistencialismo en el caso del estudiantado, el cual, mientras sea universal al estudiantado tampoco se puede discutir, lo discutible es lo preferencial en otros temas de asistencialismo que guardan fundadas suspicacias con matices electorales.

Si bien los asuntos dejan de ser asistencialistas cuando adquieren carácter constitucional como el caso de los adultos mayores, en los demás casos, no dejan de ser programas que están sucediendo sin transparencia, sin control ni taza de medida. La falta de transparencia y el renovado y regenerado ejercicio del presupuesto financiero del dinero de los impuestos, es rabiosamente defendido de quienes buscando sacar la corrupción del país votaron por López; muy bien… pero, resulta que en esa ciega confianza de sus incondicionales seguidores y la plática diaria, mañanera, donde él, se auto-alaba como impoluto, impecable, virtuoso y ave de plumaje que no se ha manchado en medio del lodazal que atraviesa o a atravesado en al menos 18 años de campañas electorales; esa ciega y sorda multitud, no acata entender que se están violando garantías generales de uso y desuso del dinero que tanto defienden por ser de sus impuestos. No se menciona la serie de colaboradores suyos que han caído en desgracia de malos o indebidos manejos, porque finalmente como soldados de un general, han obedecido órdenes y de manera contraria, aunque parezca contradictoria, la lealtad que han guardado con su silencio y que, nunca le han señalado; habla mejor de ellos que el silencio que él ha tenido, aunque a todos los ha rescatado.

Ante tales circunstancias reales, no solo aparentes de disimulo en la población, cabe pues pensar que algunos Institutos políticos también cambien. También se transporten a la actualidad y tengan el valor de dejar de ser lo que fueron.

Para quienes tengan la suspicacia o inteligencia política de interpretar lo anterior, pues sí, hay que recapitular y entender que, así como los personajes políticos en México pueden renovarse y cambiar, así los institutos políticos también deriven en las siguientes demandas que la población pueda mejor entender.

Claro que se puede visualizar que, los institucionales dejen de serlo, que los revolucionarios avancen a su siguiente etapa, que los demócratas dejen de ser únicamente demócratas, que los nacionalistas se abran a las mejores posibilidades actuales de internacionalización o globalidad, que los convergentes ubiquen consignas mejores y adopten la siguiente práctica que obligue el progreso y la superación de una época en demolición, en remozamiento, en refundación. Al cabo que México sigue siendo México y tierra de mexicanas y mexicanos. No se sugiere, se analiza con esta perspectiva la posibilidad de evitar una nueva era de autoritarismos, de centralismos, de dictadura con apariencia de democracia partidaria… de eso ya tuvimos más de ochenta años.

Quede la letra para reflexionar, para meditar, para debatir, en todo caso.