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Eclectis

Raymundo Carrillo

Ha sido el capitalismo un modo de vida que se ha impuesto gracias o no, a las regulaciones que las religiones e ideologías a través de los siglos han propiciado o acomodado en la práctica que cada época o Era ha permitido.

La explotación del humano por el humano es lucha que la naturaleza ha trasmitido por miedo, por valentía, por necesidad y por comodidad, según el crisol que cada pensador de cada tiempo ha encontrado.

Fueron un inglés y un alemán en los siglos en que la maquinaria dejaba ver sus ventajas para la producción, quienes analizaron en las comparativas que su época les permitió y, encontraron los términos de explotación y sus derivados que hoy seguimos usando aunque empleando comunicativamente, menos, desde el polo norte hasta el polo sur, todo el ecuador y sus paralelos, con un nombre diferente o semejante, el ahora aprovechamiento, ya no precisamente la explotación, del humano por el humano siguió siendo la cotidiana realidad; ahora y de nuevo se ha encontrado otro convencional modo de ganar sobre o encima de los otros, ya no es únicamente la explotación trasladada en aprovechamiento, ahora es el consumo, inevitable práctica, la mejor manera de explotar o aprovechar la existencia humana para obtener la plusvalía o ganancia que, antes únicamente con la mano de obra del esclavismo, luego del siervo luego trabajadores, generaban las riquezas y poder de otros humanos.


La anterior reflexión surge encontrando que la herramienta a regular y que ha propiciado evolucionar el desempeño humano, para sí y su entorno, ha sido el intercambio de mercancías, el mercado.

Este instrumento social es actualmente, causa de las desmedidas distancias entre los seres humanos en su condición de seres económicos, sujetos a consumir desde el oxígeno que se respira, los alimentos que diariamente obligan, el ropaje que necesariamente cubre, la relación interpersonal que exista, la superación que estimula y, en fin, el reclamo de vida cualesquiera que ésta se categorice de las formas que se diga; estas necesidades, llevan un espíritu o intención innata, colectiva e individual, en las que, a la altura de la historia que se vive con las nuevas tecnologías y los interminables descubrimientos científicos, habidos y por haber, con los que la humanidad, alcanza nuevos horizontes y avizora los aún no descubiertos; de oriente, de occidente, de medio oriente, del norte o del sur, del este y oeste.

Han sido los climas y las condiciones orográficas las que propician en cada época mejores o peores condiciones para los individuos en su relación consigo mismo, con su entorno físico y las relaciones con los otros y las otras, sin el desmerecimiento al ingenio, genio e inteligencia humana, la cual, en él, o, los lenguajes, con la comunicación cifrada en lenguas, idiomas y conductas alcanza la comprensión plena.


Es de avanzadas culturas ver al humano, no solamente como humano, término el de humano, internacionalmente aceptado para reconocerse entre sí sin importar raza o plaza tenidas; humano es la especie.

Este término, ha propiciado desde la comunicación, una idea genérica que envuelve lo mejor y también lo peor de la especie, pero, el humanismo ha sido entendido como las bondades y valores que se rescatan para filosofar en toda materia, económica, espiritual, laboral y de pretendida buena convivencia.

Sin embargo y sin entrar a desmenuzar que tan atinada es tal interpretación de, el humanismo, cabe reflexionar como algunas comunidades en el mundo se interpretan para su cotidiano hacer colectivo, no únicamente como humanos sino como “seres biopsicosociales”, esta acepción de o, para el humano comprende en su más profundo análisis epistemológico, la intención de equilibrar las diversas prioridades y no únicamente necesidades del humano.

Han sido las culturas más avanzadas en igualdad y equidad, pero también en alcanzar el mejor financiamiento quienes mejor han adaptado este término a su praxis colectiva.

El término biopsicosocial fue acuñado por el médico psiquiatra norteamericano George Libman Engel en el año 1977, cuando se encontraba buscando un nuevo modelo médico para hacer frente al biomédico, hasta entonces dominante en la sociedad industrializada.

Hoy el Bienestar de algunas social-democracias, hacen de su empleo un autodiagnóstico con dirección a la economía para el bienestar humano, el cual, sería materia de otro espacio, ya que, aún, de no ser tan complejo, si es pertinente abordar con simpleza y extender lo necesario de su implicación en la vida política y social del individuo donde quiera que éste se desarrolle y pretenda la igualdad y la equidad en sí (que es donde todo suele “atorarse”) y, para su colectividad.


De lenguajes hablando; cuando el ser humano tiende naturalmente a dominar a los demás, no es sino con violencia y enseguida ha sido con manipulación, y, para ésta, el lenguaje es el instrumento por excelencia, cuando hoy, la utopía de la igualdad obtiene escalones importantes en la búsqueda y cercanía de su alcance, vemos como la charla, la plática, la discusión suelen ser herramientas para inclinar la balanza del dominio de unos por otros, un término más acercado al alcance de la convivencia es precisamente la conversación; pero, sin lugar a dudas, es el diálogo el instrumento de excelencia para alcanzar la mejor convivencia.

Venga pues desde estas humildes letras, una FELICITACION AL DIALOGO ACTUAL JEREZ, quien sobre sus ya cuarenta y cinco años de existencia ha propiciado y podido ser una publicación no dedicada a ser ariete de intereses vanos, ni comunicación entregada o inclinada a tribales oscuridades que la antropología define como ignorancia, fanatismos o ideologías, sino que ha mantenido en el seno familiar donde se ha desarrollado y evolucionado por ya generaciones, la equidad que a todo dialogo social de la cultura en general le caracterizaría. Honra al tintero de estas letras pertenecer a los renglones que han acompañado a DIALOGO.


Felicitaciones don Gilberto, por su predecesor su descendencia y su equipo de todos los tiempos habidos, por estos años de buena calidad, en expresión e impresión habida.