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Democracia y Voto

                                                      Amparo Berumen

  ¿Opináis que ése es un gran hombre?

Yo no veo en él más que el comediante de su propio ideal.

Nietzsche.

Un gobierno es democrático cuando la mayoría de los ciudadanos intervienen en las decisiones trascendentales que afectan al Estado. Los componentes suelen tomar decisiones políticas ya por sí mismos, ya por sus representantes. En el primer caso, que es el caso de esta elección, existe una democracia directa porque no hay intermediarios –o no debiera haberlos– que determinen la voluntad del pueblo. Y cuando es necesario, el pueblo se reúne y actúa en consecuencia. Actúa por sí. Democracia: demos–pueblo, kratos–gobierno.

En los pequeños estados griegos se establecieron algunas democracias directas, debido a que los griegos eran reacios a delegar el poder en representantes. Ya en la práctica sin embargo, la asamblea encomendaba la administración a un consejo que ellos mismos elegían.

Pese a que en todos los estados democráticos modernos prevalece la forma representativa de gobierno, otras formas de democracia directa existen también en muchos países: la Iniciativa, el Referéndum y la Revocación de Poderes. Mediante la iniciativa, un cierto número de electores goza del derecho de presentar un proyecto de ley directamente, para ser sometido a la aprobación de los votantes. Si en las elecciones el proyecto es aprobado, se convierte en Ley de Estado que no podrá vetar el ejecutivo. En el caso del referéndum, tienen los  electores el derecho de aprobar, en una elección especial, determinados proyectos de importancia vinculados en general a materias fiscales o económicas, estando OBLIGADO el poder legislativo a consultar directamente con el pueblo. En la revocación de poderes los ciudadanos, por derecho, SEPARAN de sus cargos a los funcionarios defraudadores antes de concluir la tarea para la que fueron elegidos.

Pocos ignoran que la política occidental es originalmente griega. Fueron los griegos los primeros en distanciar los asuntos políticos de los religiosos, económicos y legales. Vienen también de esta cultura el lenguaje político actual y las instituciones cardinales de los gobiernos. Esta democracia inaugural era muy distinta de la entonces vigente: el poder político “pertenecía” a la clase de terratenientes ricos, y no gozaban los extranjeros y los esclavos del derecho de voto.

No es ocioso mencionar aquí que algunos filósofos griegos no fueron partidarios de la democracia. Platón apostaba a una monarquía en la que el rey estuviera sujeto a la ley. Y Aristóteles veía este criterio como la mejor forma de gobierno, influidos los dos por los desórdenes políticos de Atenas y las guerras y circunstancias de ese tiempo. Platón, además, recomendó un estado gobernado por filósofos que nunca fue puesto en práctica. Aristóteles por su parte, no creía en la igualdad de los hombres y no creía, por tanto, en la igualdad política. Al perder Grecia su independencia, muchos filósofos discernieron en favor de un sistema mejor que el propuesto por Platón y Aristóteles. Y la escuela estoica defendió, magnánima, LA IGUALDAD NATURAL DE LOS HOMBRES sin importar clases ni orígenes. Ulteriormente, los romanos contribuyeron a consolidar las instituciones gubernamentales a través de un laureado sistema de leyes, que hoy sigue recibiendo gran reconocimiento en el mundo.

El Derecho Romano ejerció categórica influencia en la Edad Media, aunque no puede decirse que en esa época existía la democracia política en el orden actual. Tampoco existió una forma de gobierno monárquico absoluto o despótico: monarca que violaba la ley, quedaba como tirano y no lo obedecían sus súbditos. Ya en el siglo XVIII, filósofos y notables franceses atacaron este sistema, ganando gran prestigio en todo el mundo la idea de la democracia.

Al iniciar la Revolución Francesa en 1789, se creó una monarquía institucional y luego una república. Animadas por el sistema democrático, las colonias españolas de América lograron a principios del siglo XIX su independencia. Las repúblicas de América Latina han mantenido inamovibles en sus constituciones políticas, los principios de un gobierno PARA TODOS. En algunas sin embargo, estos idearios han sido violentados por populistas devenidos dictadores, como es el caso de Venezuela por citar sólo un ejemplo. En la Carta de Bogotá, reformada en sus Protocolos, han ido quedando suscritos los principios básicos de la democracia, vigentes en las naciones de América Latina pertenecientes todas a la Organización de Estados Americanos (OEA).

No conforme con la igualdad jurídica de las naciones, hoy la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha extendido su esfera de influencia a lo económico, social y humano… Y aquella antigua idea griega del INVOLUCRAMIENTO de los hombres en los asuntos políticos de sus estados, ha permeado tanto hoy, como decir que influye prácticamente a la humanidad entera.   

Lo que se ha avanzado en México, en materia de democracia, se debe esencialmente a la sociedad civil, NO a los partidos. Por la salud política de nuestro país y por nuestro derecho, salgamos todos a votar. Hay que abrir nosotros la puerta de la República nuestra casa, para que transite el viento fresco de la democracia. Salgamos a votar y a impedir la compra y robo de votos orquestada por esos individuos que sólo se representan a sí mismos y a sus grupúsculos infectos. RAZONEMOS nuestro voto. Hoy todavía, muchos votan «emocionados» y no saben por qué. No olvidemos que el populista Donald Trump ganó la Presidencia de los Estados Unidos, gracias al voto irracional de hombres blancos furiosos.

amparo.gberumen@gmail.com