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Coincidir

Jaime Santoyo Castro

No son muchos los temas que hayan convocado al pensamiento mundial a coincidir en algo y hoy, lamentablemente lo hacemos en la preocupación por atacar el mal que nos está haciendo ver lo débil y endeble que es el cuerpo humano y que está postrando a todas las razas, sin importar sus condiciones económicas, políticas, ideológicas y sociales, (aunque haya estúpidos que digan lo contrario).

Hoy, a pesar de tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio, como decía Luis Eduardo Aute recientemente fallecido, los habitantes del mundo estamos siendo víctimas de la fatal coincidencia con un fantasma maléfico, como lo es el COVID 19.

Desde su aparición, en diciembre anterior en Wuhan, el Coronavirus empezó a llamar la atención, principalmente de científicos, investigadores y médicos, por su virulencia y alto grado de letalidad, y entrando el año empezó a llamar la atención de la gente y de las autoridades políticas, que unas más otras menos, según su sensibilidad, empezaron a tomar medidas sanitarias preventivas y muy pronto tuvieron que brincar a dictar medidas sanitarias en procesos de defunción, velatorios, crematorios, etc.

Aquí es importante destacar que los mandatarios que tomaron decisiones con base en los consejos de las autoridades médicas y científicas en el ámbito de la salud, lograron contener en alguna medida la explosión del problema en salvaguarda de la salud y tranquilidad de la población, pero además, apoyados por especialistas en temas económicos, están paliando la situación para que sus efectos sean menos dramáticos.

Hay lugares en cambio, en que las decisiones de la autoridad se han impuesto sobre las indicaciones médicas, lo que ha limitado el dictado oportuno de disposiciones de alerta, pero además no han tenido el cuidado de aprovisionarse oportunamente de medicamentos, material de curación, equipo, normas, filtros, información, y cuanto instrumento sea eficaz en la defensa de la salud y de la vida, dejando a la iniciativa y capacidad creadora de la población las estrategias de cuidado, en  la mayoría de las ocasiones sin conocimiento y sin orientación adecuados. Como quien dice, “a la buena de Dios”.   La diferencia, pues, ha sido la sensibilidad ante la crisis, y el dejar actuar a los que saben en lugar de los que pueden, pero no saben.

Lo menos que podemos hacer todos, ciudadanos del mundo, es la convocatoria a cuidarnos, para prevenir la expansión del virus. A restringir viajes y salidas innecesarias, cumplir las cuarentenas, confinamientos, cancelación de eventos y el cierre de establecimientos. ¡¡Coincidir en el propósito de contener el mal, debe ser nuestro objetivo!!